Bilbao - Corría 1968 y medio mundo se contagiaba de la revuelta estudiantil del mayo francés. Euskadi se debatía entonces en los conflictos propios del franquismo -lucha por las libertades y protestas obreras- y ETA cometía su primer atentado mortal contra el guardia civil José Ángel Pardines. En este contexto nace la Universidad de Bilbao, la primera universidad pública vasca y “el germen más importante de la actual Universidad del País Vasco”, afirma Patxi Juaristi, vicerrector del Campus de Bizkaia.

Hasta entonces la universidad estaba reservada a los hijos de las élites, pero la generación de los 50, que había vivido la universalización de la enseñanza, reclamaba su lugar, mientras que el crecimiento económico y el progreso social precisaban gente formada. La oferta académica en Bizkaia quedaba reducida a la Universidad de Deusto (1866), la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales (1955) y la Escuela de Ingenieros Industriales (1897), todas ellas dependientes del distrito de Valladolid.

La situación comienza a cambiar cuando en mayo de 1968 el Consejo de Ministros de Franco aprueba un decreto por el que se crea la Universidad de Bilbao con las facultades de Medicina, Ciencias y Económicas, aunque Sarriko aún dependería de Valladolid hasta 1977, año en el que se aprobó el distrito vasco. El primer rector de la Universidad de Bilbao fue Juan Echevarría Gangoiti y su primera sede, la antigua Escuela Náutica situada en Botica Vieja.

Los primeros pasos de la nueva universidad fueron “precarios y difíciles”, asegura Paulí Dávila, profesor de Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la UPV/EHU y comisario de la exposición del quincuagésimo aniversario de la Universidad de Bilbao que se podrá ver hasta el 15 de enero en el hall de Bizkaia Aretoa, en Abandoibarra.

No había dinero, ni profesorado ni instalaciones y sí aulas masificadas. Se pasó 3.000 alumnos en 1968 a unos 15.000 en 1976. “Se necesitaba profesorado, se necesitaba personal de servicios, se necesitaban locales, material, planes de estudio... Te encuentras una universidad joven que no tiene ninguna referencia y que busca profesorado porque no todo el mundo estaba dispuesto a venir al País Vasco”, explica Dávila. Quizás lo más complicado fue el cambio que supuso pasar de una universidad franquista, centralizada, donde los catedráticos gozaban de amplios poderes, a una universidad organizada en base a departamentos con planes de estudios modernos y en la que ya se empezaba a investigar.

El 1 de agosto de 1970 se coloca la primera piedra del Campus de Leioa, cuya construcción sufraga el Ministerio bajo la premisa de que fuera “rápida y barata”, afirma Dávila. Así es cómo en 1972-1973 echan a andar Medicina y Ciencias en Leioa, tras una inversión de 1.019 millones de pesetas (6,12 millones de euros). El Ministerio decidió sacar de Bilbao la universidad para evitar manifestaciones estudiantiles, como las que dejaron sin adoquines algunas calles de París un par de años antes. Por su parte, la Diputación de Bizkaia facilitó 98 hectáreas en el valle de Asua para acoger la sede universitaria, en cuyo diseño participaron los arquitectos José Luis Burgos, Ricardo del Campo y José Luis Ortega.

Para la preparación de la exposición del aniversario se han recuperado documentos de la época y los planos del Campus de Leioa conservados en el Archivo General de la Administración del Estado, situado en Alcalá de Henares. “Hemos encontrado hasta la factura de la instalación eléctrica”, comenta Dávila. Pero el hallazgo más “bonito” de la investigación ha sido dar con el arquitecto Ricardo del Campo, “quien estaba contentísimo de que alguien se acordase de que él había construido la universidad”.

Lo que más llama la atención a los comisarios de la muestra es que donde el común de los mortales ha visto siempre una mole sin encanto de hormigón armado, en el mejor de los casos, uno de sus autores veía “un organismo vivo”. Dávila explica que “detrás del proyecto arquitectónico había un concepto ideológico de lo que es la universidad. Del Campo entendía que la universidad tenía un corazón -el rectorado y los servicios- y unas ramas que son las facultades. También se puede interpretar como el modelo de la universidad americana, alejada de la ciudad”. Discusiones urbanísticas aparte, lo que no se puede negar es que el Campus de Leioa aún no ha dado con la solución definitiva al “problema de transporte”, una cuestión que se recogía ya en el Libro de Actas de la Junta de Gobierno de la Universidad de 1972. Ahí es nada.

Para ese año ya se habían incorporado catorce centros de enseñanza superior. “El punto culminante” de la Universidad de Bilbao se produce en 1977, tras la muerte de Franco. Según explica Dávila, ese año “se aprueba un decreto por el que se crea el distrito universitario de la Universidad de Bilbao, con una nota muy simpática que dice: Y dejamos abierta la posibilidad a que territorialmente sea vasca”. En otras palabras, se crea el distrito vasco y con él la integración de los centros universitarios de Araba y Gipuzkoa. Tres años más tarde, en 1980, se aprueba el cambio de nombre y nace la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.

“Cincuenta años después creo que queda el poso del espíritu y de alguno de los objetivos de aquella universidad, como la vocación de universidad pública incluso en una época de gran control político como lo fue el franquismo”, afirma el vicerrector Patxi Juaristi. “Supuso -añade- que las clases medias, sobre todo los hijos pero también las hijas de la clase trabajadora, entraran en la universidad”. Según señala, la Universidad de Bilbao “abrió las puertas de la educación superior a la gente trabajadora y nosotros nos lo creemos y nos sentimos herederos de ese espíritu”.

Para la UPV/EHU, la exposición por el aniversario “es un acto de memoria histórica” porque la UPV/EHU es resultado de la combinación de diferentes experiencias universitarias. “Tenemos una tradición universitaria muy pequeña que se ha roto muchas veces. No podemos olvidar que tuvimos una universidad en 1936 que desapareció con la guerra. También es verdad que hemos tenido una Escuela de Ingeniería, una Escuela de Económicas, de Náutica, etc. La UPV es la combinación de todas ellas pero la más exitosa fue la Universidad de Bilbao”, concluye Juaristi.