– ¿Se conocían de antes?

—En mi etapa en el Gobierno vasco, yo era directora y el alcalde era sailburu; evidentemente era más fácil que él no me conociera a mí. Era más joven, estaba empezando, y Juan Mari llevaba muchísimos años de trayectoria. En esta última etapa llevo dos años y medio en el Departamento de Administración Pública y Relaciones Institucional de la Diputación, el que se llama de Presidencia, casualidad, ocupando el mismo sitio que ocupó Juan Mari… Nos hemos centrado en acercarnos a todos los ayuntamientos de Bizkaia y también al de Bilbao.

Si viviera en Bilbao, ¿qué le pediría a Juan Mari Aburto?

—Que siga siendo como es: un alcalde magnífico, una persona honrada y un buen gestor que sabe lo que hace. No le pediría nada más, que siga siendo como es.

Además de a trabajar, ¿para qué viene a la capital?

—Hago vida en Otxandio pero últimamente llevo mucho ajetreo… A mí me gusta mucho venir a Bilbao y a mis hijos también. Vengo con mis amigas, vamos al teatro, me gustar el comercio que hay en Bilbao, comer fuera de casa… La verdad es que vengo muchísimo.

Es su primera campaña: verse por la calle, fotos, la puesta en escena... ¿Ha sido duro?

—Es duro e intenso, pero también gratificante. Ya desde que se supo que iba a ser candidata me emociona bastante porque me han venido bastantes mujeres que no son votantes del PNV, y algunas no son amigas mías, pero sí que de vez en cuando tomamos algunos potes, y están orgullosas de que haya una mujer que vaya a ser diputada general. También se me han acercado otras mujeres que dicen: Jolín, pues muy bien, porque yo tengo una hija…

¿Cómo ha sido compartir este estreno con un alcalde que se presenta a su tercera legislatura?

—Yo ya soy una persona segura pero a mí me da seguridad también hacer este camino con una persona como Juan Mari que tiene una gran trayectoria. Te anima, te da energía y es emocionante.

¿A qué hora se levanta estos días?

—Me da hasta pudor decirlo… A las cinco y media.

Y para usted, ¿por qué merece la pena dedicarse a la política?

—La sociedad que tenemos no existiría si no existiera la política. Es una pena que haya gente desencantada con la política. Tenemos que poner encima de la mesa que hay una buena política, la de trabajar para que la gente tenga servicios públicos.

¿Qué diría como resumen de la campaña electoral?

—Tenemos ámbitos superimportantes de trabajo abiertos con el Ayuntamiento de la capital del territorio y tenemos que intentar buscar otros nuevos; todo va a ser para el bien de la de la ciudadanía de Bilbao y de Bizkaia. En eso nos vamos a centrar.

Y después, ¿mejor solos o con pactos?

—Entre las instituciones, las gobierne quien las gobierne, nos tenemos que entender y tenemos que ser capaces de dar un paso más, avanzar para facilitar la vida al ciudadano y a la ciudadana. La gente está harta, aburrida de esa política que se basa en la confrontación y que no sabemos qué soluciona; la ciudadanía lo que necesita es poder hacer su vida con normalidad y tener un territorio que funcione. Y ahí es importante también ser capaces de entendernos con quien no piensa como nosotros.