La carrera política de Susana Díaz ha ido en clave descendente en los últimos años, bajando un peldaño con cada derrota que obtenía en primarias y procesos electorales varios. Su declive comenzó cuando en 2017 perdió contra todo pronóstico el liderazgo del PSOE estatal contra un renacido Pedro Sánchez y, desde entonces, Díaz no ha sido capaz de frenar su ocaso político.

Aunque logró mantenerse al frente de la Junta de Andalucía, en diciembre de 2018 la perdió ante el popular Juanma Moreno y pasó a liderar la oposición en el Parlamento autonómico, con intención de recuperar en la siguiente convocatoria la presidencia de la Junta. Sin embargo, en las primarias socialistas del pasado día 13 el alcalde de Sevilla y candidato sanchista, Juan Espadas, puso fin a la hegemonía de Susana Díaz en el PSOE andaluz y, ahora, el siguiente paso es que Díaz ceda la secretaría general del partido.

Para ello, la expresidenta de la Junta ha optado finalmente por llegar a un acuerdo con Espadas, evitar así que una gestora controlada por Ferraz se haga con las riendas de la federación andaluza, y conservar al menos su escaño en el Parlamento autonómico, ya que por el momento, y a pesar de su historial de derrotas, no tiene intención de abandonar la política activa.

Ayer lunes, ambos dirigentes socialistas escenificaron el pacto alcanzado y por el que Susana Díaz se compromete a dejar la secretaría general cuando concluya el proceso de primarias que será convocado el 12 de julio y que previsiblemente terminará en septiembre con la elección de Juan Espadas como líder de la federación.

Díaz se expresó ayer lunes en tono conciliador y prometió lealtad al próximo secretario general. “Yo soy así, leal al PSOE. He arrimado el hombro desde el principio y lo seguiré haciendo en su hoja de ruta”, dijo, antes de negar que se haya resistido a abandonar el liderazgo de los socialistas andaluces.

En términos similares se pronunció Espadas, que argumentó que “no era necesario” tomar decisiones como la creación de una gestora o pedir a Susana Díaz que dimitiera, ya que “daría sensación de ruptura y desunión; y no hay razones para un proceso abrupto”.

Espadas busca perfil propio

De esta manera, Sánchez ha logrado poner a un candidato de su cuerda en una federación tradicionalmente díscola con los postulados de Ferraz. Espadas, sin embargo, no quiere ser visto con el delfín de Sánchez y ha dejado entrever que buscará un perfil propio, con el objetivo de recuperar la Junta en unas elecciones que podrían tener lugar antes de que termine el año.