El 40 aniversario del intento de golpe de Estado consiguió quebrar el martes el cortafuegos establecido por Casa Real respecto a Juan Carlos I desde que el rey emérito trasladó el pasado verano su residencia a Abu Dabi. En su discurso durante el acto celebrado en el Congreso, Felipe VI ensalzó la figura de su padre, empañada en los últimos tiempos por supuesta evasión fiscal, entre otras actividades ilícitas, y aseguró que "su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia" durante la intentona golpista.

Juan Carlos I fue el gran ausente en el "acto que conmemorará el 40 aniversario del golpe de Estado del 23-F", como afirmó Casa Real en un polémico tuit por el empleo del verbo "conmemorar" y por no aludir al carácter fallido de la irrupción de los militares en el Congreso fusil en mano. Sin embargo, se anticipaba que el emérito tendría presencia en la intervención de Felipe VI y así fue. Tras renunciar en marzo de 2020 a la herencia económica que le pudiera corresponder de su padre, y después de obviar cualquier referencia explícita a las presuntas actividades al margen de la legalidad del emérito en su último discurso de Navidad, Felipe VI sucumbió el martes al relato oficial de los últimos 40 años respecto al papel crucial de su progenitor para detener el 23-F.

En apenas un párrafo de un discurso de tres páginas, afirmó: "El rey Juan Carlos I asumió como jefe del Estado su responsabilidad y su compromiso con la Constitución para que se tomaran -y cito textualmente- todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente. Así lo comunicó a todos los españoles en un mensaje televisado que ya forma parte de nuestra memoria colectiva. Su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia".

Antes, el monarca español evocó que "el Congreso de los Diputados permaneció temporalmente cautivo por la actuación de fuerzas contrarias al camino de libertad y progreso emprendido por los españoles con una gran ilusión y esperanza en el futuro". Añadió que "el rechazo institucional y ciudadano a la ruptura de nuestro marco de convivencia fue decisivo para detener y vencer aquel golpe de Estado". Felipe VI ensalzó asimismo la Constitución y destacó "la voluntad de la Corona de ser una institución que incluya, integre y cohesione a todos los españoles".

En el acto, que tuvo lugar en el Salón de Pasos Perdidos, estuvieron presentes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la presidenta del Congreso, Meritxell Batet; la presidenta del Senado, Pilar Llop; el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas; y el presidente del Tribunal Supremo y el CGPJ, Carlos Lesmes. También asistieron los cuatro vicepresidentes del Gobierno, al igual que el líder del PP, Pablo Casado, y los dos únicos padres de la Constitución que aún viven, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca.

Felipe VI fue recibido a su llegada por Sánchez, así como los titulares de Congreso, Senado, Constitucional y Supremo, y en medio de gritos de "viva el rey" y "viva España" de ciudadanos congregados frente a la Puerta de los Leones.

Sonada fue la ausencia de ERC, Bildu, Junts, PDeCAT, el BNG y la CUP, que explicaron su plante al rey en el Congreso en que su objetivo es acabar con "el régimen del 78", tal y como se recogía en el manifiesto que los representantes de estos seis partidos políticos leyeron en rueda de prensa antes de que comenzara el acto. En su escrito consideran que no fue un golpe fallido sino una "operación de Estado" para apuntalar el "régimen del 78". El PNV tampoco asistió y reclamó que se arroje luz sobre ese episodio histórico.

Democracia imperfecta

Otros partidos como Unidas Podemos mantuvieron una posición crítica, y así el diputado Gerardo Pisarello reclamó que no se utilice el 23-F para "hacer una salvación mítica del pasado" ni para "blanquear el neofranquismo" sino que se reconozca que la democracia española "es imperfecta y debe perfeccionarse". El líder de la coalición morada y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, sí asistió pero no aplaudió los discursos de Felipe VI ni de Meritxell Batet. De hecho, declaró a los medios que prefiere que se conozca la verdad del 23-F a los actos suntuosos y destacó el "clamor social" ante la huida de Juan Carlos mientras otros "van a la cárcel por un tuit o una canción".