bilbao - El lehendakari Iñigo Urkullu visitó ayer el Monasterio de Belloc (Lapurdi) para agradecer a los monjes benedictinos que viven en la abadía desde 1875 por la acogida durante la Guerra Civil de muchos vascos que huían de la contienda bélica y del franquismo. El olvidado refugio de los vascos acogió entre 1936 y 1940 a muchos exiliados que cruzaron la muga para ponerse a salvo, algunos de ellos destacados activistas políticos y culturales posteriormente.

El acto de reconocimiento se enmarca en los actos de recuperación de memoria histórica impulsados por el Instituto vasco de la Memoria, Gogora, y con su visita el lehendakari quiso que "80 años después, Euskadi salde una deuda histórica" para este lugar que sirvió de cobijo para decenas de vascos antifranquistas. La Abadía ubicada en Urt, a escasos 20 kilómetros de Baiona capital, les acogió evitando que los refugiados fueran recluidos en los campos de refugiados del sur de Francia, como el de Gurs.

Urkullu agradeció y reconoció en nombre de las personas y familias acogidas, y de la sociedad vasca en general, la labor humanitaria de los monjes benedictinos de la abadía de Belloc. El lehendakari hizo extensivo este reconocimiento a todas las personas y las instituciones de Iparralde que abrieron sus brazos y sus puertas a los refugiados y que "demostraron la solidaridad con hechos".

Liderados por el lehendakari Urkullu, una pequeña delegación del Gobierno vasco y familiares de algunos de los refugiados, junto con representantes de varias instituciones francesas, entre ellos, el presidente de la Mancomunidad de Iparralde, Jean-René Etchegaray, y el del Consejo General de los Pirineos Atlánticos, Jean-Jacques Lasserre, acudieron al Monasterio de Belloc para mostrar su agradecimiento por la labor humanitaria que realizaron al acoger a los huidos del franquismo.

En plena Guerra Civil española, una larga lista de vascos y de otros territorios, incluidos algunos nombres importantes de la cultura y la política vasca como José Ariztimuño (Ai-tzol), José Miguel de Barandiaran, Antonio Labayen, o Joseba Elosegi, entre otros, encontraron refugio en esta abadía tras huir del país "en condiciones penosas".

El lehendakari subrayó que aquellas personas escapaban del horror de la guerra y encontraron una cálida solidaridad "huían de lo peor y encontraron lo mejor de la condición humana". Tras recordar que encontraron en Belloc un espacio que les permitió "salvar sus vidas", Urkullu destacó el calor y la atención que recibieron por parte de los moradores de la abadía: "Encontraron una acogida cálida que les permitió sobrellevar el desarraigo, manteniendo su dignidad".

"Mostramos nuestro más profundo agradecimiento por la acogida generosa y genuinamente humana que brindasteis a las vascas y vascos que escapaban de las tropas franquistas entre 1936 y 1940", subrayó Urkullu durante su encuentro con los religiosos. El lehendakari estuvo acompañado por familiares de personas que fueron acogidas en el centro. Entre ellos nietos del político socialista Txiki Benegas, cuyo padre pasó un tiempo en el Monasterio; el exsenador jeltzale Iñaki Anasagasti, cuyo padre (José Luis) también fue acogido; o el cantante Txomin Artola, cuyo padre permaneció cuatro años.

Los monjes benedictinos de Belloc también durante la Segunda Guerra Mundial ofrecieron hospitalidad y protección a la resistencia francesa y volvieron a acoger a vascos represaliados por el régimen franquista en los años 60. Actualmente, ofrecen ayuda y protección a inmigrantes y refugiados.

En un ejercicio de memoria crítica del pasado, el lehendakari remarcó que, "en esta constatación sobre el horror del pasado, se asienta la esperanza en el porvenir" y recordó que, hoy en día, "millones de personas en todo el mundo huyen de la guerra, la injusticia o la miseria buscando refugio". Asimismo hizo un guiño al presente recordando que Euskadi "fue una sociedad acogida cuando lo necesitó y ahora debe ser una sociedad acogedora". "Debemos guardar en nuestra memoria el esfuerzo por construir una sociedad basada en la defensa de los derechos humanos y la solidaridad", concluyó.