BILBAO - Pedro Sánchez y Pablo Iglesias reactivaron ayer su sintonía resentida durante las últimas semanas pero el presidente del Gobierno español en funciones no colmó las aspiraciones del líder de Unidas Podemos y, al menos de momento, no le concede ni una coalición de gobierno ni ningún ministerio en su futuro gabinete. A lo sumo, un “gobierno de cooperación” entre ambas formaciones que ni uno ni otro explicaron en qué se traduce semejante eufemismo.

Los dos líderes llamados a una componenda para gobernar juntos pero no revueltos se reunieron ayer por la mañana en La Moncloa dentro de la ronda de contactos con los otros tres grandes partidos del parlamento español para hablar sobre la investidura.

El líder del PSOE intentó amarrar definitivamente el apoyo de Iglesias a su designación, consciente de que el dirigente del partido morado tiene pocas opciones de hacer otra cosa que no sea apoyarle. Con todo, este volvió a reclamar al presidente en funciones su parte en el futuro gobierno con una representación proporcional de acuerdo con sus 42 votos/diputados en el Congreso, frente a los 123 de los socialistas.

Mientras Iglesias reclama a Sánchez ministerios “sociales”, lo máximo que se le ofrece es que algunos independientes de la órbita de Unidas Podemos puedan ocupar cargos destacados en el gabinete de Sánchez, probablemente un peldaño inferior al del ministro o la ministra.

El presidente en funciones sigue ganando tiempo y sin enseñar sus cartas hasta que se aclare el panorama en el mapa municipal antes de mover ficha. Este sábado se constituyen los ayuntamientos y se conocerán los alcaldes y alcaldesas que regirán las principales ciudades españolas- y puzle autonómico -la formación de los gobiernos autonómicos necesitará una semanas más-. Mientras tanto, mantiene todas las puertas abiertas con mirada estrábica a izquierda (Podemos) y a derecha (Ciudadanos), arriba (nacionalistas vascos y regionalistas cántabros) y abajo (Coalición Canaria y Compromís) para mantener viva la posibilidad de la geometría variable con la que insinúa querer gobernar, él solo en La Moncloa.

El PSOE siempre ha defendido la inclusión en el Ejecutivo de independientes de prestigio, pero dentro de un Gobierno en solitario. Así lo explicó Adriana Lastra, vicesecretaria general de los socialistas, tras el encuentro entre los dos dirigentes políticos. Los socialistas admiten que la presencia de miembros de Podemos en el gabinete de Sánchez suscita rechazo en otras formaciones a las que el PSOE puede necesitar para sacar no solo la investidura sino para gobernar, pues solo con los morados no alcanza la mayoría absoluta que se requiere para aprobar leyes orgánicas, entre ellas los Presupuestos Generales del Estado.

Esta expectativa no es del gusto de Iglesias pero la debilidad en la que quedó tras las elecciones generales del 28 de abril y las municipales y autonómicas del 26 de mayo no le permiten apretar demasiado al PSOE. Pero tampoco los socialistas quieren maltratarlos y de ahí que ayer los dos líderes quisieron trasladar cierto optimismo de cara a formar un futuro gobierno.

“Nos han propuesto empezar a trabajar por un gobierno. Gobierno conjunto, de cooperación, de coalición... Es lo de menos. Lo importante son los contenidos”, manifestó el secretario general de Unidas Podemos en la comparecencia ante los medios en la que anunció que en adelante mantendrán encuentros discretos. Iglesias declaró que tiene la impresión de que el presidente en funciones quiere un gobierno de izquierdas y añadió que “no hay ninguna razón para pensar que esté mintiendo” y que prefiera buscar los apoyos en el PP o en Ciudadanos.

Los líderes de estas dos formaciones también se reunieron con Sánchez, ya por la tarde. Pablo Casado y Albert Rivera volvieron a rechazar que vayan a facilitar la investidura. Tampoco se abstendrán en la segunda votación en el Congreso y piden a Sánchez que mire a Unidas Podemos, PNV y los partidos regionalistas para recabar los apoyos necesarios. Ninguno de los dos puede ceder en su disputa por presentarse como el verdadero líder de la oposición. Esa va a ser la gran batalla que van a librar los partidos de la derecha, con Vox esperando el fallo.

Tras el encuentro con Sánchez, Casado argumentó su rechazo a apoyar al socialista diciendo que “es lo coherente con el mandato que nos han dado los españoles”. Aun así, tendió la mano al candidato socialista para alcanzar pactos de Estado en lo relativo a Catalunya. Por su parte, Rivera avanzó que buscará una “posición útil para los españoles” y serán firmes frente al Gobierno de Sánchez ante sus “sablazos fiscales” y las “concesiones” a los partidos independentistas.