LA alarma sanitaria que tiene sitiada la provincia de Wuham no es un fenómeno novedoso. Las epidemias y su consiguiente ola de psicosis surgen con más frecuencia de la que desearía la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cepas de virus y bacterias desconocidas encuentran en las condiciones insalubres y en la falta de higiene de países subdesarrollados o en vías de desarrollo el caldo de cultivo perfecto para brotar cundiendo el pánico.

El Siglo XX tuvo su último capítulo en este sentido en 1996, cuando la encefalopatía espongiforme bovina saltó a primera línea de la actualidad. Bautizada como la enfermedad de las vacas locas, esta afección del sistema nervioso central afectó a más de 336.000 reses en todo el mundo, la inmensa mayoría en el Reino Unido. Los animales se contagiaron por la ingesta de alimentos contaminados y por la administración de fármacos de origen bovino y provenientes de animales enfermos. Hasta 2010 se han detectado 220 casos de personas afectadas por esta enfermedad.

China, el origen

La primera alarma médica del Siglo XXI tiene gran similitud con la que ahora se da en Wuhan, ya que también se inició en una provincia de China: Cantón. El síndrome respiratorio agudo grave, conocido como SARS por sus siglas en inglés, se trata de una neumonía atípica que se detectó por primera vez en noviembre de 2002 para después extenderse en el primer trimestre de 2003 a Hong Kong y Vietnam. La pandemia llegó a tener impacto en docenas de países de todo el globo en los que se diagnosticaron más de 80.000 casos y dejó un saldo de 765 fallecidos. Su tasa de mortalidad global no fue excesivamente alta, un 13%, pero la Universidad de Harvard llegó a elevar dicha tasa hasta el 18,2% en Canadá y Hong Kong.

Aunque primeramente fue clasificado como un paramixovirus, la OMS dictaminó que se trataba de un coronavirus, como el virus que hoy hace estragos en Wuhan. Aunque el SARS ha desaparecido se cree que su impacto habría sido mucho menor si China hubiese colaborado a tiempo con la comunidad internacional. El gobierno del gigante asiático confesó haber comunicado en un principio un número menor de los casos diagnosticados y no se mostró transparente hasta que la crisis alcanzó una escala internacional.

El terror de las granjas

Si las vacas fueron el origen de la última crisis sanitaria del Siglo XX, las aves estuvieron en el centro de atención en la crisis de 2004. Una enfermedad infecciosa vírica fue detectada en aves de Tailandia y China. Los movimientos migratorios de las aves facilitaron que se extendiese prácticamente por todo el planeta, para desesperación de granjeros y explotaciones.

La enfermedad puede afectar también a algunos mamíferos, siendo posible, por ejemplo, el salto a gatos comunes, cerdos y humanos. El contagio a personas fue escaso y desde 2007 se cuenta con vacunas efectivas para el ser humano.

De cerdos a personas

En 2009 un virus mutó desde el ganado porcino para convertirse en una cepa de gripe que en dos años causó más de dieciocho mil fallecidos en todo el planeta. Su impacto y extensión fue tan grande que, a pesar de ese alto número de decesos, tenía una tasa de mortalidad baja, llegando a ser esta y su tasa de virulencia menores incluso que las de la gripe común.

La OMS la bautizó como gripe A (H1N1). En junio de 2009 un laboratorio de Estados Unidos creó una vacuna eficiente. El máximo organismo mundial de la salud declaró el fin de la pandemia el 10 de agosto de 2010.

La crisis del pepino

Europa no está exenta de epidemias o alarmas sanitarias. En abril de 2011 Alemania tuvo que hacer frente al síndrome urémico hemolítico, una infección por la bacteria Escherichia Coli, más conocida como e-coli. En las cercanías de Hamburgo, tras la celebración de un festival que acogió a un millón de personas, docenas de personas comenzaron a enfermar.

En un primer momento se apuntó a los pepinos de origen español como el desencadenante del brote y el gobierno alemán no dudó en señalar a explotaciones de Granada, Málaga y Almería. La acusación tuvo un gran impacto en la exportación de pepinos y la ciudad de Hamburgo terminaría indemnizando a dos empresas españolas.

En total fueron 530 las personas afectadas en Europa, de las cuales fallecieron 34, la gran mayoría en Alemania. Una vez desaparecida la alarma y descartada científicamente la hipótesis de los pepinos, las sospechas apuntan a semillas de soja contaminadas.

Un golpe a África

Se tienen documentados brotes de ébola desde 1976, cuando en Zaire y Sudán se manifestó con una tasa de mortalidad del 83%, pero hoy en día se sabe que el virus del ébola ha estado relacionado con los murciélagos frugívoros desde hace 25 millones de años. El ébola se cebó con el África occidental entre 2014 y 2016. En ese espacio de tiempo, solo entre Guinea, Liberia y Sierra Leona se detectaron más de 28.500 escasos, de los cuales más de 11.000 terminaron falleciendo.

Dos misioneros españoles fueron repatriados desde África por estar infectados y fallecieron en Madrid, donde una des sus enfermeras, María Teresa Romero, terminó contagiándose y superando la enfermedad.

La huella del fútbol

El Mundial de fútbol de Brasil de 2014 supuso la entrada en el país de miles de viajeros procedentes de todo el planeta. Se cree que así llegó a Sudamérica el virus del zika, de la misma familia que el dengue o la fiebre amarilla. Su expansión por América latina fue muy rápida gracias a los mosquitos. En todo el planeta se confirmaron 2.881 casos y hubo otros 134.000 casos sospechosos de ser víctimas del zika.