El Brexit sigue ocupando toda la cobertura informativa de Londres. En una nueva jornada maratoniana, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, volvió a interponerse ayer al primer ministro británico, Boris Johnson, e impidió que se votase una vez más el acuerdo del Brexit, alegando que la moción a votación era básicamente la misma que fue presentada el sábado y que la presentación de la prórroga no justifica por sí sola otra intentona del gobierno en tan poco tiempo. Así las cosas, Londres verá hoy martes otras dos nuevas votaciones clave para saber si los Comunes respaldan el acuerdo conseguido por Johnson y decidir si debe completarse el trámite esta semana, con el fin de tener un Brexit ordenado e in extremis el próximo 31 de octubre o si por el contrario, el Reino Unido se aboca a una enésima prórroga.

Estamos ante un nueva semana decisiva en Londres, una línea que parece ya una frase hecha para cada semana de los últimos tres años en la política británica, pero lo cierto es que desde que Johnson tomó el testigo de Theresa May en Downing Street, la calma nunca parece reinar en Westminster. En esta ocasión, Johnson no logró sellar su acuerdo del Brexit a través de la Cámara de los Comunes, ya que el presidente de la Cámara rechazó hacer una nueva votación y se suma a la derrota sufrida por el líder conservador en el súper sábado en el Parlamento, que dieron paso a su envío de tres cartas a la UE, que causaron las risas de muchos.

Una prórroga de veinte años En las redes sociales, su decisión de mandar tres cartas, una de ellas carta sin firmar, al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fue aprovechada por muchos usuarios que se ofrecían voluntarios a hacerlo ellos mismos, mientras que otros pidieron con una alta dosis de humor, una nueva fecha límite para el Brexit, a 20 años vista, para que Londres y Bruselas tengan así tiempo suficiente de llegar a buen puerto con sus negociaciones.

Mientras el humor y el cansancio empiezan a hacer estragos entre la población británica, un portavoz del primer ministro adelantó que en las próximas horas, esperan publicar el proyecto de ley para trasladar a la legislación británica los términos del acuerdo del Brexit, con la que por fin se sabrá si Johnson cuenta con una mayoría suficiente para respaldar el tratado de salida obtenido en Bruselas la semana pasada. Este nuevo acuerdo no puede entrar en vigor hasta que sea aprobado tanto por el parlamento del Reino Unido como por el europeo. El líder de los conservadores, Jacob Rees-Mogg, había reprogramado ayer la votación del acuerdo del Brexit, defendiendo ante ambas Cámaras que ahora sí que cuentan con los votos para conseguir el deseado respaldo al acuerdo. Pero lejos de aceptar ese razonamiento, Bercow rechazó la votación al considerar que “sería repetitivo y desordenado hacerlo”, utilizando la base de una convención parlamentaria que data de 1604.

Bercow citó el reglamento que dice que una moción que es la misma “en esencia” que una anterior no puede ser devuelta durante el curso de una sola sesión parlamentaria. El orador también dijo que las circunstancias en torno a la moción no habían cambiado, por lo que su decisión era “necesaria para garantizar el uso sensato del tiempo de la Cámara”.

Un argumento que no es nuevo, ya que lo había utilizado en el pasado, cuando le explicó a May que el Gobierno no puede votar dos veces el mismo texto, pero que fue motivo de reproche por parte del portavoz oficial del primer ministro, quien lamentó que el presidente de los Comunes nuevamente les hubiese negado “la oportunidad de cumplir con la voluntad del pueblo británico”. En esta ocasión, Johnson había presentado el sábado una moción que pedía el respaldo de los diputados a su acuerdo, pero suspendió la votación en el último momento, al aprobarse una enmienda que le ha obligado a pedir una extensión al plazo de salida de la UE.

Desde las filas laboristas, su responsable en los Comunes, Valerie Vaz, reprochó al Gobierno que en cada etapa del Brexit ha estado “asustado por la Cámara y la democracia” y ahora está tratando de forzar un acuerdo defectuoso de Brexit que vende tanto a los trabajos, como los derechos de los trabajadores y las comunidades.

Desde el Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), Ian Blackford pidió al Gobierno “no demoler” el proyecto de ley en el Parlamento y dar tiempo para un “escrutinio completo”, es decir, que no intente aprobar la enmienda deprisa y corriendo antes del jueves, un proceso que normalmente lleva de media incluso un mes para contar con el respaldo de ambas Cámaras.

El DUP y la Crisis de gobierno La crisis del Brexit puede suponer también una crisis del Gobierno británico, ya que Johnson por intentar arreglar su acuerdo con Bruselas puede romper la alianza de conservadores con el Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés), con cuyo apoyo de diez diputados en Londres consigue la llave para gobernar en Westsminter.

Por el momento, no parece que vaya a conseguirlo, pues el DUP cree que el acuerdo del Brexit en su forma actual pondría una frontera legal, aduanera y económica entre Irlanda del Norte y el resto de Gran Bretaña. “Nos gustaría llegar a un acuerdo que podamos apoyar para que el Reino Unido pueda irse antes del 31 de octubre, pero claramente el tiempo es corto”, dijo Sir Jeffrey Donaldson, figura senior del partido norirlandés.

Los 10 votos del DUP pueden resultar críticos después de que el Parlamento votase por 322 a 306 a favor una enmienda que obstaculizó el acuerdo del Reino Unido con la UE, por lo que Johnson se vio obligado a pedir un aplazamiento y abren el interrogante de supondrán un nuevo quebradero de cabeza para el futuro de Johnson en Downing Street.