Jartum - La tensión permanece elevada en las calles de Jartum tras la muerte de decenas de manifestantes a manos de las fuerzas de seguridad, mientras la oposición sigue rechazando el diálogo con la junta militar que gobierna el país, suspendido ayer de la Unión Africana hasta el traspaso del poder a los civiles.

En el primer cómputo oficial que ha dado a conocer el Gobierno sudanés desde el desmantelamiento de la acampada frente a la sede del Ejército el pasado lunes, el viceministro de Salud, Suleiman Abdul Jabbar, admitió que 61 personas han muerto en la violencia de esta semana.

En un comunicado difundido por la agencia estatal de noticias SUNA, señaló que existe “exageración” en los números que están circulando en los medios de comunicación, en referencia a la cifra que ha ofrecido el Comité Central de Médicos, un sindicato opositor, según el cual han perecido 108 personas.

Hoy la violencia ha remitido y no se han escuchado disparos en la capital, donde las principales vías están abiertas al tráfico y el tránsito de vehículos está volviendo poco a poco a la normalidad, después de que los manifestantes levantaran barricadas en los pasados días.

Este jueves todavía hay algunas barricadas en las calles secundarias y grupos de jóvenes han impedido a las fuerzas de seguridad eliminarlas, mientras que en las zonas céntricas el gran despliegue de patrullas integradas por efectivos de la Policía, el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido ha desanimado nuevas protestas o movilizaciones.

La plataforma Fuerzas de la Libertad y el Cambio, que aglutina a los principales grupos y partidos opositores, abogó una vez más por la desobediencia civil para hacer frente al denominado Consejo Militar Transitorio y rechazó la oferta de diálogo hecha ayer por su líder, Abdelfatah Burhan.

La coalición ha asegurado en un comunicado que no regresará a las negociaciones con la junta militar, exigiendo la disolución de la “milicia yanyauid”, en referencia a las Fuerzas de Apoyo Rápido, que encabezaron el desalojo de la sentada y que ha sido acusado de llevar a cabo la mayor parte de los ataques contra los manifestantes.

Asimismo, ha pedido la entrega del poder a los civiles y que sean juzgados los responsables de los crímenes cometidos desde el pasado 11 de abril, día en el que el Ejército derrocó al presidente Omar al Bashir y asumió el mando de Sudán.

Mientras tanto, el segundo partido islamista del país, el Congreso Popular, aliado de Al Bashir, organizó anoche una reunión con el fin de formar un bloque político para volver al diálogo con los generales pero la mayoría de los integrantes de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio boicoteó el encuentro, menos Al Umma, el principal partido religioso sudanés.

Con los canales de comunicación cerrados entre los opositores y la junta y sin una pronta solución a la vista, se formaron ayer largas colas de vehículos ante las estaciones de servicio de Jartum, donde escasea el combustible después de los días de violencia e inestabilidad. Algunas empresas de transporte de combustible se han negado a operar por el bloqueo de las carreteras y el temor a que los vehículos sean atacados.