Una cosa quedó clara ayer en Londres, los diputados británicos no quieren que Reino Unido salga de la Unión Europea sin acuerdo sea cual sea la fecha de salida y se preparan ahora para otra votación clave que se celebra hoy y que pide el aplazamiento del Brexit. En un parlamento ampliamente dividido cada vez que vota sobre el divorcio europeo, ayer sí que hubo una mayoría que votó a favor de la moción del Gobierno para evitar salir de la Unión Europea sin acuerdo el próximo 29 de marzo, siendo aprobada por 321 votos a favor frente 278 en contra.

Pese a la disciplina de voto impuesta por el gobierno, varios ministros desobedecieron a May, como fue el caso del titular de Negocios, Sajid Javid; y el de Sanidad, Jeremy Hunt. Los rumores comenzaron a circular por Westminster de que muchos miembros ministros del gobierno podrían renunciar a seguir en el gobierno tras sus votos de anoche.

La primera ministra británica, Theresa May, presentó anoche una moción parlamentaria para ser sometida a votación hoy, jueves, que prevé que el Reino Unido pida una prórroga de tres meses para el Brexit, si logra aprobar un tratado de salida antes del 20 de marzo.

Si el Parlamento no ha ratificado un pacto para esa fecha, el Gobierno advierte de que la prórroga podría ser más larga y obligar al Reino Unido a participar en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, previstas en mayo.

A pesar de que la Cámara de los Comunes ha rechazado en dos ocasiones, por amplia mayoría, el tratado de salida suscrito el pasado noviembre, May todavía confía en que suficientes diputados cambien de opinión en los próximos siete días.

Si eso ocurre, el Gobierno británico solicitará a Bruselas una prórroga hasta el 30 de junio “con el propósito de aprobar la legislación necesaria” para consumar el Brexit.

Por contra, la moción que se votará hoy jueves alerta de que mantener la negativa al acuerdo significa que los líderes de la Unión Europea pueden requerir al Reino Unido que exprese un “claro propósito” para una prórroga y que ese periodo podría ser entonces mayor de tres meses.

Los 27 países restantes de la UE deben aprobar por unanimidad un retraso de la fecha de salida prevista, fijada por el artículo 50 del Tratado de Lisboa en el próximo 29 de marzo, dos años después de la activación del proceso de ruptura.

“Cualquier extensión más allá del 30 de junio de 2019 requeriría que el Reino Unido participe en las elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019”, señala el texto de la moción presentada.

Si los parlamentarios apoyan ampliar el vigor del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, en virtud del cual el país debía abandonar el club comunitario en dos semanas, entonces el Gobierno británico deberá preguntar a la UE si aprueba esa extensión. Cada uno de los veintisiete países de la Unión deben, de forma unánime, respaldar esa prórroga para que pueda producirse.

En la primera moción de la noche de ayer, los diputados apoyaron con 312 votos a favor y 308 en contra la enmienda presentada por la conservadora Caroline Spelman y el diputado laborista Jack Dromey. Si bien es una consulta no vinculante, al no ser una legislación, no da una instrucción formal al gobierno, por lo que la primera ministra no tiene que acatar la conocida como Enmienda Spelman, en contra de un divorcio europeo sin acuerdo.

En la segunda enmienda votada, los diputados rechazaron el plan alternativo de los euroescépticos al Brexit, la conocida como enmienda Malthouse, que proponía una prórroga solo hasta el 22 de mayo y tener una especie de transición hasta diciembre de 2021, mientras Londres se preparaba para un Brexit sin acuerdo, pero fue rechazada por 374 en contra frente a 164 a favor. “Puede que no tenga mi propia voz, pero oigo al país”, dijo la primera ministra durante su intervención parlamentaria, visiblemente cansada y con un grave afonía, defendiendo que los británicos quieren abandonar la UE.

malas noticias económicas Las malas previsiones económicas llegaron de la mano del ministro británico de Finanzas, Philip Hammond, quien presentó una actualización semestral de los presupuestos poco halagüeña de que las cosas vayan a ir bien para Londres tras la salida del bloque común, pues redujo al 1,2 % su previsión de crecimiento para 2019, en lugar del pronóstico del 1,6 %, advirtiendo de que la economía británica sigue amenazada por la nube de incertidumbre que genera el proceso de Brexit. En la misma línea, Londres, que teme la desbandada de bancos, empresas de seguros y fondos de inversión, urgió a evitar un divorcio abrupto.