Lucía y Carmen son dos de los 270 profesionales sanitarios que han resultado contagiados por el coronavirus en la región de Murcia hasta ahora y cuyo positivo ha generado una doble penalización al sistema de salud, puesto que sus parejas, médicos, han tenido que quedar aislados sin poder ayudar sobre el terreno a luchar contra el coronavirus.

Lucía, enfermera en dos hospitales, en uno privado y otro público, y Carmen, especialista en cirugía en un centro sanitario de la capital murciana, son los nombres inventados de dos profesionales que han pedido confidencialidad y que resultaron contagiadas a mediados del pasado marzo.

La primera expresa la "rabia" que sintió al dar positivo por coronavirus porque conllevó desaprovechar su labor durante un mínimo de quince días y que su pareja, médico en un hospital de Murcia, también tuviera que aislarse e ir a una "separación estricta".

Lucía desconoce cuál fue el foco de contagio, ya que varios colegas han resultado infectados, al igual que varias amigas, pero sí recuerda que entre el 18 y el 19 de marzo empezó a tener anosmia (falta del sentido del olfato) y, aunque no le dio "más importancia", acudió al servicio de medicina preventiva, que le decretó el aislamiento en su domicilio.

La enfermera ha explicado que es "muy difícil" estar encerrada durante dos semanas en una habitación y con un mínimo contacto con tu pareja, a la que "saludas guardando la distancia mínima y enfundada en unos guantes y con una mascarilla".

Lucía, que volverá este lunes a su puesto de trabajo, ha detallado que al no estar en servicios relacionados directamente con pacientes con Covid-19, en su grupo no disponen de equipos de protección individual y cuentan con una mascarilla por turno y hacen especial hincapié en la higiene.

Por su parte, Carmen trabaja en un hospital de la ciudad de Murcia, mientras que su marido es especialista en otro centro sanitario, y no se explica cómo ha resultado contagiada -"ni el servicio de Epidemiología lo sabe", dice-, aunque sospecha que el origen puede estar en uno de los 30 pacientes diarios a los que estuvo atendiendo durante una semana.

"Estuve 24 días sin viajar porque tenía interiorizado que el coronavirus iba a llegar a Murcia aunque fuera la única comunidad sin un caso y se estuvieran haciendo memes sobre eso, pero estaba preparando a mi familia para la situación que se iba a producir", ha subrayado.

La especialista en cirugía ha recordado que, a pesar de que no suele enfermar con facilidad y ha acudido a trabajar encontrándose mal, sospechó que había contraído la enfermedad cuando empezó con un cuadro de fiebre alta y un fuerte malestar: "Me dejó que no podía moverme".

Por ello, decidió encerrarse en una habitación con baño en su casa a pesar de que no cumplía los criterios de Epidemiología (viaje a zonas de alta incidencia o contactos con personas de esas áreas), y gracias a su "insistencia", logró que le hicieran la prueba, que dio positivo.

Ese momento la llevó a atravesar varias etapas, la primera de las cuales le supuso "mucha preocupación" y "miedo" al contagio de sus hijos, de 5 y 7 años, y de su marido, que dieron negativo en la prueba, pero que en el caso de su pareja acarreó que tuviera que quedar aislado y teletrabajar para atender a sus pacientes.

"La primera semana fue un tormento", reconoce Carmen antes de comentar que la segunda etapa de su aislamiento en una habitación con baño fue dudar de si iba a estar "al cien por cien" cuando se reincorporara.

Por ello, decidió alargar su vuelta al trabajo hasta pasados 28 días, que se cumplirán el lunes, porque "hay positivos con hasta 23 o 24 días de duración".

Respecto a la vida familiar, la cirujana destaca que es una "persona positiva" y por eso ha intentado estar con esa actitud durante todo el aislamiento, en el que se ha comunicado con sus hijos "al otro lado del pasillo" y con los que ha hecho los deberes o jugado al ahorcado desde esa distancia.