La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona es un referente de la capital catalana y también un icono que sirve para referirse a los proyectos que parecen no acabar nunca. O, quizá, de los que están siempre empezando. El actual arquitecto responsable de esta monumental obra arquitectónica presentó ayer el inicio de los trabajos en la torre de Jesucristo que, con 172,5 metros de altura, será la construcción más alta de Barcelona y cambiará el perfil de la ciudad en el año 2020, cuando se prevé que esté acabada.
A diez años para culminar el gran templo diseñado por Antoni Gaudí, cuya parte arquitectónica se prevé que finalice en 2026, el director arquitecto de la Sagrada Familia, Josep Faulí, explicó ayer a los periodistas la evolución de las obras, que, con el 70% de ellas ejecutadas, van según las previsiones. Faulí indicó que la Sagrada Familia se acabará en 2026 si el presupuesto continúa siendo el actual, de 25 millones de euros anuales.
El arquitecto detalló que este año se han concluido las obras del Pórtico de la Esperanza, en la fachada del Nacimiento, se han acabado las cantorías en el interior de la basílica, y la sacristía de Poniente también está prácticamente finalizada.
La Sagrada Familia es el monumento más conocido y característico de Barcelona. Como máximo exponente de la arquitectura modernista creada por Gaudí, miles de turistas acuden cada día a contemplar el curioso aunque inacabado templo. Su construcción comenzó en 1882 con un estilo neogótico. Un año después el proyecto fue puesto en manos de Gaudí, quien lo replanteó por completo. Gaudí diseñó un templo excepcional e innovador que iba a estar compuesto por 18 torres, aunque finalmente solo tuvo tiempo de crear una de ellas antes de su muerte. El artista catalán falleció en 1926 dejando inacabado el proyecto que ocupó los últimos años de su vida pero, gracias a los planos que se conservan, su sueño se hace realidad poco a poco con el trabajo de otros artistas y al dinero obtenido a partir de subvenciones, donaciones y visitas.