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“La iglesia ha perdido poder en la realidad y en la ficción”

Volverá a vestir sotana y a ser el fraile carca y gruñón de la primera temporada. Es el ‘Zuzen’ y dirige el internado de ‘Go!Azen’. Pretende hacerlo con unos principios casi decimonónicos

“La iglesia ha perdido poder en la realidad y en la ficción”Foto: ETB

bilbao - Considera que su vestuario no el más cómodo ni para andar, ni para actuar, pero sabe que tiene fuerza e imprime un carácter propio al personaje. Gutiérrez Aragón le dijo al rodar en 2001 Visionarios, la primera película en la que se vistió de religioso, que tenía cara de jesuita. Lleva toda una vida actuando y por los escenarios dejó sin acabar (solo le faltaba un curso) la carrera de Arquitectura. No se arrepiente, no se queja de la vida que ha llevado y reconoce que ha tenido pocos parones.

¿Va a volver a vestirse de cura?

-Ja, ja, ja? Otra vez, ha pasado un tiempo desde que me la puse la última vez en Go!azen.

¿Qué tal se trabaja con sotana?

-No es la prenda más cómoda ni para actuar, ni para andar, ni para nada. Pero tiene su fuerza como indumentaria de personaje. Es muy expresiva, es una prenda que casi no se ve por la calle pero que tiene una gran teatralidad.

¿Fue en ‘Go!Azen’ donde por primera vez se vistió con hábito religioso?

-No me he vestido muchas veces de cura o fraile, pero sí algunas. Con Gutiérrez Aragón en Visionarios hice un personaje religioso. Quizá podría haber hecho más veces de cura por mi aspecto.

¿Se ve pinta de cura?

-Ja, ja, ja? Eso parece. Gutiérrez Aragón me dijo que no podía creer que fuera mi primer papel con sotana: “Si tienes una cara de jesuita impresionante”. Eso me dijo. Antes aparecían muchos curas en películas y series.

¿Ha perdido poder la Iglesia en el mundo audiovisual?

-Por supuesto, la Iglesia ha perdido poder en la realidad y en la ficción en la misma medida.

‘Zuzen’, su personaje es un mandón, un carca y un gruñón. Está fuera de cualquier realidad presente.

-Es un estereotipo muy común: estricto, rígido, un poco chapado a la antigua.

¿Chapado a la antigua un fraile con hábito en el siglo XXI?

-Ja, ja,ja? Bastante. Pero algún hábito, pocos, aún se ve por la calle. Es un personaje bonito de interpretar, me gusta irme a los extremos. El Zuzen quiere controlarlo todo y no controla nada. Al final, es el payaso blanco del que los otros se ríen. El que hace el ridículo es él, no pinta nada, se me sube todo el mundo a la chepa. Es un perdedor.

¿Es cansado trabajar en una producción donde la chavalería es la que manda?

-Para nada. Ellos te insuflan energía, no te puedes quedar atrás, te contagian sus fuerzas y pienso que me canso menos cuando estoy con un grupo de gente joven. Son muy divertidos y me gusta mucho. Son frescos, ingenuos.

Se quedó a un año de acabar la carrera de Arquitectura. ¿Nunca se ha arrepentido de dejarlo todo por la interpretación?

-La verdad es que no, dejé una cosa que me gustaba por otra que me gustaba mucho más. Sigo estando enamorado de esta profesión que me obliga a meterme en la piel de un personaje. Son personajes que nada tienen que ver con lo que yo soy en realidad y eso me hace sentir feliz porque tengo que comprender la forma de ser de cada uno de ellos. En el cambio salí ganando.

¿Económicamente también?

-A lo mejor en seguridad laboral no tanto, aunque no sé cómo andan los arquitectos ahora. Gané en seguridad emocional. El teatro no ha dejado de gustarme, es un trabajo que me apasiona, entró en mi vida en una época y desde entonces no me ha abandonado.

¿En la época universitaria?

-Siempre he sido aficionado al teatro, pero no pensaba en ser actor. El arte de Talía me entró siendo bastante mayorcito y aquí sigo.

Su trayectoria está llena de títulos tanto en el cine, como en el teatro y la televisión.

-Doy gracias a que no he tenido grandes parones. He combinado bien los tres medios, he tenido bastante asiduidad y no me puedo quejar. Esta última temporada estoy trabajando muy bien y el panorama futuro también lo veo en positivo.

¿Ha apostado más por Euskadi que por Madrid?

-Mi vida laboral está más en Euskadi, pero cada poco tiempo he hecho cosas pequeñitas en series en Madrid. También he tenido pequeñas intervenciones en cosas muy gordas como la película Amour de Michael Haneke, que ganó un Oscar. He estado también en lo último de Almodóvar. Estoy teniendo suerte porque me llama gente un poco gorda. He hecho series y películas en Madrid, pero mi campamento base siempre ha estado aquí.

¿En qué idioma prefiere trabajar, euskera o castellano? ¿O es indiferente?

-No, indiferente no. Mi primer idioma es el euskera, es mi lengua materna y soy un actor euskaldun. Me gusta mucho trabajar en euskera. Me divierte trabajar en castellano e incluso he hecho algo en inglés o francés. Pero, insisto, soy un actor euskaldun, mi primer idioma es el euskera y lo más natural para mí es trabajar en este idioma.

¿Cree que va a haber diferencias entre el ‘Go!Azen’ de hace siete años y este?

-Me imagino que será el mismo esquema. Cambian los chavales y en la lectura que hicimos me parece que hay muy buen nivel, son unos jóvenes muy talentosos. Estoy seguro de que lo vamos a pasar muy bien.

¿Se notan las diferencias con su generación?

-La interpretación es la interpretación en todas las generaciones, pero ahora los jóvenes vienen cantando y bailando y te dejan alucinado. Si hablamos de diferencias entre la serie actual y la serie de antes, supongo que en lo esencial no. Mi personaje se mantiene igual?

¿De borde?

-Ja, ja, ja? Exacto, de borde y de carca; el internado es muy parecido al anterior.

Se podía haber modernizado un poco, ¿no cree?

-Él trata de hacerlo, pero con un director chapado a la antigua difícil lo veo. También hay que ver cómo es el ritmo de trabajo, supongo que será apretado. Hay experiencia de la vez anterior, así que supongo que iremos bien pero agobiados de tiempo.