Películas como El nombre del padre y The Boxer, de Jim Sheridan, o Agenda oculta, de Ken Loach, han mezclado con éxito historias reales y argumentos políticos, centrándose en el lado humano. En el nuevo escenario surgido tras el cese de la violencia en el conflicto vasco, el realizador Pablo Malo se ha atrevido a llevar a la pantalla uno de los sucesos más negros de la lucha antiterrorista.

En octubre de 1983, desaparecen en Baiona Lasa y Zabala, miembros de ETA refugiados en el País Vasco francés. Doce años después, sus cuerpos, torturados y enterrados en cal viva por los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), son identificados. Comienza entonces un proceso en el que el abogado de las dos familias y su ayudante intentan que se haga justicia y que los asesinos se sienten en el banquillo de los acusados.

Además de ser un episodio trágico del pasado reciente, la historia posee todos los elementos del género policíaco y de investigación: dos jóvenes desaparecidos, torturados y asesinados, un cazador que descubre los huesos años después, un policía que los relaciona en ese momento con el narcotráfico, altas esferas implicadas, confesiones, suicidios y el policía levantino que finalmente consigue atar cabos.

Según ha explicado el director donostiarra Pablo Malo, ha querido acercarse a esta historia “desde el respeto a los implicados, a sus familias y a lo sucedido, contándolo a través de los personajes clave y haciendo especial hincapié en el punto de vista humano. También hemos querido evitar maniqueísmos en la definición de los personajes, dividiéndolos en buenos y malos, y hemos preferido decantarnos por que cada una de las partes implicadas asuma sus claros y sus sombras”. El filme denuncia la crueldad y el sinsentido, vengan de donde vengan, y para ello narra los hechos conocidos, sin necesidad de ir más allá de los mismos, ni de desvelar tramas políticas ocultas.

El protagonista e hilo conductor de la historia es Unax Ugalde, quien interpreta a Iñigo Iruin, el joven abogado de las familias de Lasa y Zabala que debe enfrentarse a la convicción general de que los jóvenes no aparecerán nunca. Cuando se abre el sumario, Iñigo y su ayudante, Fede (Iñigo Gastesi) investigan al entorno del coronel de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo (Francesc Orella) y del exgobernador de Gipuzkoa Julen Elgorriaga, y encuentran indicios de su responsabilidad en el secuestro y asesinato. Pero, en el largo y tortuoso camino para demostrarlo, se enfrentan al juego sucio de los implicados y ponen en riesgo sus vidas.

Los actores donostiarras Jon Anza y Cristian Merchan encarnan a José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, los dos jóvenes asesinados, y completan el reparto Oriol Vila y Ricard Sales, que interpretan a Felipe Bayo y Enrique Dorado respectivamente, los guardias civiles que secuestraron y asesinaron a Lasa y Zabala.

Tras la expectación y los aplausos en el pasado Zinemaldia, Lasa y Zabala se enfrenta ahora al veredicto del público.