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"La suciedad impacta visualmente, pero lo grave es por qué se llega a eso"

Es uno de los rostros más populares de la televisión del momento y se ha convertido en el perejil de varios programas de cocina. Los hosteleros que recurren a él en 'Pesadilla en la cocina' le temen y le esperan como si fuera un ángel de la guarda

"La suciedad impacta visualmente, pero lo grave es por qué se llega a eso"Foto: la sexta

bilbao. Alberto Chicote es el Pepito grillo de los hosteleros desesperados que ven en él una posible solución para que terminen sus pesadillas en la cocina. Tiene genio, conoce el negocio y es duro a la hora de decir cuáles son los principales problemas de un restaurante. Aunque hay muchos problemas de gestión, los espectadores se quedan con lo más visual: esas cucarachas que se pasean por la cocina como Pedro por su casa y nadie las echa, un ratón muerto que no ha sido retirado, mugre que se ha convertido en parte del decorado? Aun así, Chicote está convencido de que las cosas pueden cambiar y el negocio puede reflotarse, solo hay que cambiar de actitud y limpiar la desidia, la desmotivación y poner la cocina en orden.

No sé otros fogones, pero los televisivos no los abandona.

Me sigue gustando mucho el trabajo que hago y voy a tope a por ellos, estoy supersatisfecho en televisión.

Veo que le ha enganchado totalmente.

No lo piensas cuando te lo ofrecen. La televisión es algo desconocido para el que es profano y yo era eso, un profano. Imaginarme cómo es el mundo de la tele era imposible antes de empezar a hacer programas. No sé si me ha enganchado o no, pero yo sigo.

Estamos empachados de ver tanto programa de cocina en televisión, ya como que nos empiezan a repetir.

No sé si es un empacho o no. Yo de montar parrillas no tengo ni idea, lo único que sé es que hay más programas de cocina y parece que a la gente le gusta cada vez más la cocina. Con Pesadilla en la cocina fuimos pioneros y ese trabajo se ha seguido en otros sitios. Estoy encantado. Me alegro de que haya muchos programas de cocina, de que haya cocineros tan buenos en la tele y que a la gente les vayan gustando más y más las cosas de cocina. ¿Sabes lo que más gusto me da?

¿Comer en uno de esos restaurantes que le llaman para salir con usted en la tele?

Ja, ja, ja? Eso es una maldad. Lo que más me gusta es encontrarme con chavalillos por la calle y que me digan que han descubierto la cocina en la tele y les gustaría ser cocineros. Igual no terminan siendo cocineros, pero que hayan descubierto la cocina me parece bestial.

Dicen que en las casas se cocina menos que nunca.

Sin embargo, creo que los programas esos que tú dices que están empachando a los espectadores están haciendo que la cocina se vaya recuperando en casa. Se cocinaba menos porque habíamos perdido ese factor un tanto lúdico de reunirnos todos alrededor de la cocina. Se puede recuperar y podemos ir ganando espacio a ese momento fuera de la cocina.

¿Qué pesadillas ha encontrado en esta temporada que empezó el lunes?

Cosas que parecen mentira que ocurran en restaurantes. Pero también hay muchas sorpresas, mucha diversión, muchas cosas trepidantes, hilarantes, divertidas, emocionantes? Con Pesadilla tenemos de todo, no somos un programa de humor, pero tenemos momentos en los que nos reímos mucho; no somos un programa dramático pero tenemos momentos de auténtica emotividad y no somos un programa deportivo pero tenemos un ritmo trepidante.

¿Con cuántas personas ha reñido en esta temporada?

No llevo la cuenta, con casi todos los que haya en cada restaurante?

Echa unas broncas de campeonato, ¿es capaz de hacer amigos?

En todos los sitios que hemos estado en las temporadas anteriores he hecho amigos, es una de las cosas más gratificantes de Pesadilla en la cocina. Estás ofreciendo una oportunidad a alguien que si no, no la tendría y te encuentras a muy buena gente, que aunque en su día tuviera el norte bastante perdido, en realidad se merece de verdad que todo les vaya de maravilla.

Se va hasta Miami durante esta temporada.

Nos hacemos ocho mil kilómetros para atender la llamada de una mujer cubana que sufrió mil peripecias para llegar a Miami y cuando llegó consiguió poner en marcha su sueño americano, un restaurante. Pero ese sueño se ha transformado en una auténtica pesadilla.

¿Van a seguir viajando tan lejos?

Si nos siguen llamando me imagino que iremos, yo no soy quien elijo los restaurantes, hay un equipo que lo hace. Recibimos muchísimas demandas y por desgracia no podemos elegir a todas.

¿Qué es lo que se cocina mal en los restaurantes, la comida o la gestión?

Hay de todo. Hay mucho desanimo, mucha desgana, descrédito, desidia, falta de interés y mucho cansancio. Cuando nos llaman a nosotros es porque han agotado las posibilidades que tenían al lado, es el momento en el que llaman a Pesadilla en la cocina.

Me imagino que algunos tendrán pesadillas con usted en sus sueños.

No me cabe ninguna duda, pero de lo que no te quepa ninguna duda es que yo sueño con todos ellos.

¿A modo de pesadilla?

Desde luego. En realidad el nombre del programa está muy bien puesto. Aunque yo pensé que yo me iba convertir en la pesadilla de ellos, en realidad no es así.

¡No me diga! Es un ángel de la guarda, ¿no?

Ja, ja, ja? Puede ser. Pero es el restaurante el que se convierte en una pesadilla para mí.

Además, va a examinar los restaurantes que en temporadas pasadas participaron en el programa.

Nos lo estaba pidiendo el público, querían saber qué pasaba con los restaurantes en los que habíamos estado previamente. Decidimos que era el momento de volver a alguno de ellos, a los más emblemáticos, a esos que han quedado clavados en la retina.

¿Se sentaría en esos restaurantes a comer con toda la tranquilidad del mundo y sin pasar por la cocina?

Ya lo he hecho, tendrás que verlo en la tele.

¿Es escrupuloso Alberto Chicote?

No es un término que me defina especialmente, como todos; hay cosas que me gustan más y otras menos.

Vemos su programa y nos cuestionamos qué nos dan de comer.

Hay que ser exigentes y dar a los clientes un cien por cien de calidad y de salubridad. Si el espacio no está suficientemente limpio no se puede conseguir. Pero no en todos los sitios pasa lo mismo. Hay restaurantes que cocinan estupendamente, que están muy limpios y que lo que ofrecen están en condiciones extraordinarias. No hay que desconfiar de todo.

Ya, pero cuando vemos un ratón muerto, cucarachas, suciedad y productos más que caducados, además de otros elementos que se nos indigestan, se nos quitan las ganas de ir a un restaurante.

Visualmente impacta mucho. Pero es mucho más grave el ver por qué se ha llegado a esa situación. Cuando llegas a un restaurante y hay suciedad de dos meses o tres?

Vamos, para pillar cualquier cosa.

Ja, ja, ja... Exagerada. Quitar esa suciedad es sencillo, lo que es más complicado es cambiar la manera de pensar de quien ha permitido que durante dos meses eso se acumule ahí. Hay que hacer cambiar la manera de ver las cosas al dueño, al propietario, al director, al encargado del local. Es cierto que hay muchas cosas, pero la limpieza se puede solucionar, lo más difícil es el cambiar la actitud a la hora de gestionar.

¿Su mal genio es de guión o es usted en estado puro?

Tengo el mismo genio que ves en la tele. Lo que tú ves en Pesadilla en la cocina o en Top chef es Alberto Chicote cien por cien. No escondo nada, ni soy ni más ni menos de lo que tú puedas ver.