Cuatro de cada diez pacientes con cáncer ha dejado de ir al médico durante la pandemia por temor a contagiarse de coronavirus, y el 21 % tiene miedo de volver a asistir a la consulta de oncología o de realizarse pruebas diagnósticas por este mismo motivo.Es una de las principales conclusiones del estudio "Problemas y necesidades de los pacientes con cáncer frente a la COVID-19", elaborado por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac) a partir de 1.776 entrevistas realizadas a enfermos oncológicos a mediados del mes de julio.

La mitad de los encuestados opina que su enfermedad acarrea más posibilidades de infectarse, y la mayoría se considera a sí mismo pacientes de riesgo; en caso de iniciar síntomas, la mayor parte llamaría a su médico para saber cómo actuar.

ATENCIÓN EN UCIs

No obstante, un 20% manifiesta haber tenido muchas menos oportunidades que una persona que no fuera paciente oncológico para acceder a ciertos tratamientos o espacios en las ucis y siente que tendría menos probabilidad de ser atendido en cuidados intensivos si estas unidades llegaran a colapsarse.

De los participantes, al 64,48 % se les había suspendido previamente el tratamiento y a un 22,76 % se les había paralizado aunque no era inmunosupresor.

Pese a que durante la pandemia algunos dicen haber padecido, entre otras, anulación de citas (25,8 %) y cancelación de pruebas (14 %), la mayoría (69 %) estima que su relación médico-paciente se mantiene intacta.

VOLVER A ACUDIR A CONSULTA

Algo más de la mitad, un 56,6 %, ha seguido acudiendo al médico frente al 43,33 %, que ha dejado de hacerlo por temor a infectarse, si bien uno de cada cuatro asegura que, cuando pase la pandemia, volverá a ir con total normalidad.

En esta misma línea, un 60,71 % declara no tener miedo en volver a consulta o realizarse pruebas diagnósticas, mientras que un 21,67 % sí que tienen esa inquietud y un 17,62 % declara que el miedo ha aumentado con respecto a ocasiones anteriores.

ASPECTOS EMOCIONALES

La encuesta se ha centrado también en los aspectos emocionales de la crisis sanitaria, de forma que ocho de cada diez (81,92 %) considera necesaria la ayuda de un psicooncólogo; la principal preocupación de estos pacientes ha sido su salud y la de sus familiares, así como el control de la pandemia, la economía y las consecuencias del colapso de la sanidad.

Otra de las consecuencias es que la mayor parte señala que les cuesta conciliar el sueño y que presentan despertares frecuentes a lo largo de la noche.

También han tenido secuelas en el ámbito laboral: en un 27,40 % de los casos se ha producido un despido o declaración de ERTE o ERE y, pese a ser pacientes de riesgo, a un 58,79 % de los participantes no se les ha facilitado la baja laboral.