A llegada del frío y la nieve ha provocado la apertura de las estaciones de esquí cercanas a Euskadi durante el puente pasado. Esquiar en las pioneras pistas de Candanchú, estación estatal decana y situada en la provincia de Huesca, aparece como un buen plan familiar para los aficionados a deslizarse por la nieve.

Candanchú es una estación de esquí situada en el Pirineo Aragonés, en el término municipal de Aísa, en la provincia de Huesca. Fue inaugurada en 1928, por lo que sus gestores alardean de ser "la estación de esquí decana, pionera tanto en esquí alpino como en las modalidades nórdicas", explican. Rodeada de bellas montañas, con una amplia variedad de pistas y extensa oferta de servicios, destaca por su carácter familiar.

Candanchú ofrece un dominio esquiable de casi seis hectáreas de "auténtico explendor pirenaico", de pistas únicas, de esencia alto - aragonesa. En un entorno paradisíaco situado en la cabecera del Valle de Aragón, a 30 kilómetros de Jaca y a uno de la frontera francesa, oferta 50 kilómetros de pistas balizadas de esquí alpino, un circuito de esquí de fondo de 7,5 kilómetros, otro de raquetas de nieve, zona para trineos y restaurantes y bocaterías para reponer fuerzas.

Además, la escuela de esquí de Candanchú ofrece cursos para todas las edades, lo que facilita el inicio en el deporte del esquí, especialmente en su pista grande, una de las mejores zonas del Estado para este fin, o el perfeccionamiento de la técnica. Y sus descensos son pistas míticas, ya que el aficionado reconocerá El Tobazo o La Tuca Blanca. La segunda ejerce de techo de la estación con sus 2.400 metros. Quien ascienda a ella divisará desde su cumbre espectaculares paisajes con la nieve como protagonista. Más información en el teléfono 974 37 31 94 o informacion@ candanchu.com.

de turismo por jaca

Y quien tenga tiempo y ganas podrá completar la visita a Aragón con una excursión a la cercana Jaca, que cuenta con una amplia oferta. Se imponen paradas en el precioso monasterio de San Juan de la Peña, los numerosos ejemplos de arte románico o la Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc, inaugurada en 1928. Los más viajeros se pueden perder por los valles de Hecho y Ansó, y contemplar la belleza del románico en pueblos como Borau y Siresa o en el valle de la Garcipollera.