Al igual que sucede en otras localidades navarras como Estella-Lizarra, en este caso con motivo del Carnaval, el estruendo se volverá a apoderar de Lumbier este domingo con la llegada de la noche de los calderos, que anuncia la visita de los Reyes Magos. Es un bonito pretexto para visitar esta bonita villa navarra, que merece ser conocida más allá de su impresionante foz.

La villa navarra, situada en un enclave estratégico, encrucijada de caminos y de ríos y a unas dos horas de distancia de Bilbao, volverá a cumplir este domingo con una tradición que se remonta a tiempos inmemoriales; se dice que incluso bíblicos. Celebrará su tradicional noche de los caldereros, en la que participan sus vecinos y vecinas, de todas las edades, con el objetivo de hacer el mayor estruendo posible.

Para lograrlo arrastran todo tipo de cacerolas, sartenes viejas, latas y demás cacharros por las calles de Lumbier, especialmente por la calle Mayor, con el objetivo de meter el mayor ruido posible para, de esta manera, "ayudar a los Reyes Magos a encontrar el camino hasta el pueblo y, a su vez, ahuyentar a los malos espíritus". La serenata de los txikis tiene lugar mediada la mañana y la de los adultos, la mayoría cuadrillas de jóvenes, cuando ya cae la noche.

turismo Esta curiosa noche previa a Reyes es una bonita excusa para pasar un fin de semana en Lumbier, que en su entorno incluye una buena red de casas rurales en Usun, Grez, Aldunate, Sangüesa, Yesa... La búsqueda es sencilla en https://www.casasruralesnavarra.com/eventos/calderos.html. Emplazada en la cuenca de Lumbier-Aoiz, a los pies de la sierra de Leire y cercana a la confluencia de los ríos Irati y Salazar, el visitante descubrirá razones para gozar de la oferta turística de Lumbier.

En su casco urbano ha quedado la huella del paso de los siglos y las culturas, desde los tiempos de los romanos hasta nuestros días, como prueban sus numerosos puentes (la Ida, las Cabras, los Hierros, Sielva) y los restos dejados por los romanos. Callejeando por sus estrechas calles medievales se puede disfrutar de un patrimonio hermoso, como la Casa Antillón o el monasterio de Santa Mª Magdalena.

En el compacto núcleo urbano, las calles en cuesta recuerdan la proximidad de los Pirineos. Son numerosas las casas blasonadas con portadas de medio punto que enmarcan puertas talladas. En la calle Mayor, se ubica el Ayuntamiento más antiguo de Nafarroa, de estilo renacentista y del siglo XV. Asimismo, destaca en el centro la Plaza de la Alfarería, que incorpora un gran mural pintado sobre una fachada y una entrañable estatua de un alfarero, testimonios de este oficio tradicional arraigado en la villa navarra desde la época romana hasta bien entrado el siglo XX.

Al sur de esta localidad, labrada por la erosión del río Irati, se encuentra su foz, garganta poblada por una gran colonia de buitres por la que discurre la vía verde del Irati. Se debe buscar el sendero circular que asciende al cordal montañoso que separa las cuencas de Lumbier y Liédena, y que desciende hasta las orillas del río Irati, junto al que remonta la Foz de Lumbier, tallada por el río en roca caliza.

Fue en 1987 cuando este espectacular paisaje natural y salvaje, unido al conjunto que forman la sierra de Leire y la Foz de Arbayún, recibió la denominación de Reserva Natural. Existe un área de acogida e información, además de un Centro de Interpretación de las Foces en la plaza Mayor de Lumbier.