L tópico de las dos caras de la misma moneda viene de perlas para describir el binomio Ibiza y Arona. SEAT acaba de someter el longevo compacto superventas y su derivado SUV a una de esas siempre previsibles y a veces oportunas actualizaciones. La sutil intervención depara contadas pero significativas modificaciones técnicas y estéticas, que convierten a ambos en valores seguros. Gracias a ellas, la marca se garantiza que uno y otro modelo continúen contando con el favor de ese gran público integrado por jóvenes de todas las edades.

La tenue evolución formal externa que experimentan adquiere visos de revolución de puertas hacia dentro. Ibiza y Arona estrenan una configuración de salpicadero semejante a la del León, con dos pantallas y avanzadas prestaciones de conectividad. Las mejoras afectan poco a una tarifa que, sumando descuentos y subvenciones, puede bajar de once mil euros en el popular compacto y de quince mil en su derivado SUV.

Para identificar a uno de estos nuevos Ibiza, que saldrán del horno a mediados de este mes, hay que aguzar la vista y fijarse en pequeños detalles. El único que resulta evidente a primera vista es el nombre caligrafiado en la popa. Descubrir el cambio de dibujo de las llantas se antoja bastante más complicado. Y detectar la presencia en todas las versiones de luces led en unos grupos ópticos cuya forma no varía, solo está al alcance de expertos.

Reconocer al renovado Arona, disponible en septiembre, resulta algo menos complicado. El derivado campero suma a esos retoques del Ibiza la notoria presencia de una parrilla frontal y de una defensa algo distintas. La remesa entrante del SUV ligero queda en evidencia por reubicar los antiniebla en una posición más alta y centrada. Además, el modelo ofrece combinaciones cromáticas bitono, con techo diferenciado, y enriquece su oferta agregando una puesta en escena X-Perience de estilo off road.

Así pues, las sorpresas aguardan en el interior de estos superventas. Acceder a la cabina permite descubrir la moderna configuración del puesto de mandos, orientado hacia quien maneja un volante rediseñado (está achatado por debajo), y provisto de los últimos avances de la tecnología. Capta la atención la presencia de una pantalla táctil central elevada -de 8,25 o 9,2 pulgadas, según la versión-, que permite ejecutar on line todas las funciones del sistema multimedia (navegación, entretenimiento, telefonía, etc.). Su funcionamiento es bastante cómodo e intuitivo, sobre todo porque acata órdenes de voz precedidas del conjuro Hola, hola. Ibiza y Arona ofrecen, asimismo, la opción de una segunda pantalla de 10,25 pulgadas a modo de cuadro de instrumentos (Digital Cockpit).

La puesta en escena, que gana muchos puntos con la digitalización, se beneficia también de las pinceladas de color que algunas terminaciones aplican a los contornos de los aireadores, situados en los flancos y en mitad del salpicadero. Este aparece ahora revestido de un material plástico ligeramente blando, de tacto agradable. Los huecos de almacenamiento distribuidos por la cabina (cofre, guantera, posavasos, bandejas, etc.) ofrecen a los pasajeros múltiples posibilidades a la hora de depositar sus efectos personales. En consecuencia, la puesta al corriente, principalmente interna, confiere a Ibiza y Arona un plus de calidad más que perceptible.