Occidente siempre ha mirado a China con esa mezcla de desdén, recelo y avidez que despiertan los nuevos ricos. El caso es que el país milenario, considerado siempre un gran mercado potencial para productos americanos y europeos, se ha sublevado contra el destino que le tenían reservado. De hecho, se ha convertido en la primera potencia económica e industrial del planeta y, lejos de dejarse colonizar, sale a conquistar el orbe con sus creaciones. Entre ellas, coches.

China es, de largo, el principal productor mundial de vehículos; también es el mayor consumidor de los mismos. Por su mercado pulula medio centenar de marcas de distinto pelaje e implantación, casi todas originadas por compañías de reciente creación y participación estatal. Algunas presentan carencias y otras dan la talla. Menospreciar a estas a causa de las primeras equivale a considerar cuentos chinos las obras de los Nobel de Literatura Gao Xingjian (2000) y Mo Yan (2015).

Una de las compañías de automoción más relevantes del país es Dongfeng Motor Group. Además de dedicarse a la fabricación de turismos e industriales desde 2003 bajo las siglas DFSK, es accionista mayoritario del grupo PSA francés, cuyos productos ensambla para el mercado interior chino. También tiene acuerdos puntuales similares con Honda, Kia, Hyundai y Nissan. A todas asiste, y de todas aprende; lo hace con una fidelidad que permite reconocer las fuentes de inspiración en muchos detalles de sus modelos.

No ha de extrañar, por tanto, que DFSK sea capaz de desarrollar buenos coches. Ni que los ofrezca con una tarifa tan competitiva, explicable por unos costes producción muy inferiores a los de otras partes del mundo. La clave de su probable éxito radica en parte ahí, en el precio comedido. Pero también en una calidad aparente y en un bagaje de dotaciones notables, por encima del nivel medio de los productos equiparables con apellidos europeos.

Esas cualidades son las que animan a inversores locales a embarcarse en el proyecto. Es el caso del Grupo Meuri, que elige a DFSK y a Invicta Electric como socios estratégicos en su nueva área de negocio dedicada a impulsar la movilidad sostenible. Que el principal grupo de automoción de Bizkaia deposite su confianza en estas marcas supone un aval, al tiempo que ayuda a disipar cualquier hipotética reticencia por parte del público ante unos productos todavía desconocidos.