Cuando la oferta es abundante y nos adentramos en el mundo de las mascotas, la primera duda siempre cae del mismo lado, la alimentación. Por supuesto, vamos a buscar la más completa y la más adecuada la salud del animal, así como la que mejor se ajuste a nuestro bolsillo. El que nuestro perro o gato tiene una marcada preferencia y no admita cambios puede facilitarnos la vida, pero a la vez puede aumentar nuestra incertidumbre.

Cuando nos enfrentamos a los estantes en los que se ofrece a los compradores las diferentes presentaciones de comida para mascotas, acaba naciendo en nuestro cerebro una pregunta: ¿qué es mejor, la comida húmeda o el pienso seco?

Desde el punto de vista nutricional, si son de buena calidad, la respuesta es fácil: son iguales y ambas mantendrán a nuestro amigo de cuatro patas sano y en forma. Las dudas vienen con los pros y los contras que podemos encontrar en cada una de las variedades.

Pero vamos por partes. ¿Qué distingue una de otra? La respuesta es obvia, pero no por ello hay que ignorarla. La comida seca, el pienso, solo tiente entre un 3 y un 12% de agua en su composición, mientras que la comida húmeda debe tener entre un 60 y un 82% de agua en su receta. También hay una versión intermedia que es la semihúmeda, pero nos vamos a mantener en los dos extremos para analizar ventajas y problemas de una u otra.

Este porcentaje de agua es importante por un detalle. Para un mismo aporte de energía, no será la misma cantidad de comida seca o húmeda que hay que ofrecer a nuestro amigo. Hará falta menos cantidad de pienso seco que de comida húmeda y eso se nota en el bolsillo.

Ventajas del pienso seco

Además de la diferencia de cantidad que hay que servir para un mismo aporte energético, la duración, la facilidad de conservación del pienso también son un tanto a favor, ya que se puede comprar en mayor cantidad y una vez abierto dura más tiempo. Esto hace que se una opción más económica. Además se puede dejar la ración en el plato con antelación sin miedo a que las condiciones ambientales la corrompan.

También hay un factor medioambiental. Se generan menos residuos al emplearse menos envases.

Es una opción más limpia. Apenas dejas restos y manchas si cae fuera de su recipiente. Con un pase de aspiradora o una escoba, se limpia el suelo, mientras que el cuenco con un trapo ya vale para dejarlo impoluto. Además desprenden menos olores, por lo que si no lo come del tirón no se va a convertir en un problema.

Otra ventaja, aunque esta es más discutida, es una derivada de su textura. Cuando el animal muerde el pienso al ser seco favorece la fricción con los dientes, por lo que tiende a limpiar y arrastrar el sarro que puede tener. Respondería a la utilidad de los mordedores y snacks especiales que se usa para limpiar sus dientes.

Ventajas de la comida húmeda

La principal y más destacada es que resulta más sabrosa. Su aroma la hace especialmente atrayente y para aquellos que sean peores comedores, siempre es una tentación mayor.

Además, al ser más untuosa les resulta más fácil ingerirla, menos trabajosa de morder. También es más fácil que se quede pegada entre los dientes. Pero para animales de edad es más fácil de ingerir.

Un tercer punto a favor es la hidratación. Tiene más agua, por lo que el perro o el gato necesitara beber menos agua. O dicho de otro modo, aquellas de nuestras mascotas que acostumbre a beber poco encontrarán es la comida una fuente extra de líquido que les evitará problemas renales, en especial a los gatos.

La comida húmeda cuenta además con un factor extra, que es más saciante que la seca, por lo que aquellos tragaldabas a los que les guste comer antes se llenaran y controlar así su peso será más sencillo.

¿Entonces, qué?

Dado que las virtudes de una de las opciones son los defectos de la otra, la solución es salomónica: usar las dos en su justa medida.

Algunos expertos recomiendan que la proporción sea un 70% de seco y un 30% de húmedo. Pero ojo, dar las dos, pero no mezcladas. Una toma debe ser de húmedo y la otra u otras, de seco. Además, si bien la raciones secas se pueden quedar en el cuenco sin supervisión, conviene que la húmeda se haga bajo control para limpiar el plato en cuanto termine y evitar que los restos se pueden estropear convirtiéndose en un foco de bacterias.

En resumen, no hay una mejor que otra ya que bien administradas, ambas son igual de sanas y eficaces para nuestras mascotas. La elección es una mera cuestión de preferencias y necesidades particulares tanto del gato o el perro como de su humano.