HA supuesto un reto profesional y también personal para él; representar la dimensión de la naturaleza sobre el ser humano era la idea que surgió en la cabeza del artista Jon Mao (Santurtzi, 1978). Las salas Yimby Sota, en la Gran Vía de Bilbao, acogen hasta finales de junio la exposición Siluetas desoladas. La muestra incluye cinco óleos de gran formato, cuatro de ellos acompañados por sus correspondientes bocetos realizado con pigmentos al silicato. "He creado de la nada: tenía la idea, pero he ido dando forma contraponiendo a los elementos de la naturaleza con la creación humana", explica Jon Mao, para quien la pintura y el dibujo han formado parte de su vida desde niño.

El hombre, por su deseo de levantarse por encima del cielo, levanta murallas, monumentos a su gloria... imponiéndose sobre el medio, sobre la naturaleza, e incluso sobre sí mismo, para demostrar una superación sin límites, una carrera hacia lo infinito, que le lleva irremediablemente a una segura destrucción, representada esta en una naturaleza desbocada y amenazadora. Con esta reflexión define Mao la razón con la que ha creado sus obras. Según explica el artista de Santurtzi ese deseo de las personas de construir incluso intentando llegar más allá del cielo, sobre la naturaleza y sobre sí mismo no hace más que hacerle más pequeño. "Históricamente el hombre ha construido para sentirse grande, pero lo cierto es que es muy pequeño, pero sin embargo, aunque nos pese la naturaleza queda muy por encima", aclara Jon.

La exposición habla sobre la soledad del ser humano y alude a su relación con otras siluetas desoladas, cercanas entre sí, pero a su vez distintas. "Cuando he dado forma a estas partía de la nada. Esto es muy diferente a lo que he hecho hasta la fecha. No tenía idea de la composición, ni del color", describe. Ha sido sin duda, según afirma Mao "una búsqueda en mi interior. Por eso necesité plasmarlo antes en bocetos... Poco a poco fui buscando lo que quería; el óleo tienes que tenerlo más claro y los bocetos me ayudaron a encontrar ese camino tan tortuoso en el que me había adentrado, a dar forma al resultado que quería plasmar. El artista realiza a través de sus obras una reflexión profunda y ahonda en esa psicología del ser humano. "No ha sido un proceso fácil. Los bocetos salieron a borbotones. Fue un momento creativo muy grande que tuve. Primero pensé lo que podía representar y después fui desarrollando la obra", asegura Mao.

El desgaste fue impresionante. A veces el resultado no es el que uno espera. "Esperas una cosas, pero consigues otra diferente. Te tienes que dejar llevar, que el cuadro te hable". Sin embargo, hay veces que no te dice nada. "Es muy frustrante", insiste. Su momento de creación llega cuando el sol se esconde y la oscuridad se convierte en protagonista. "Soy nocturno total. A muchos artista se les despierta la creación por la tarde-noche e incluso madrugada. Para mí ese es el momento de plena creatividad", asegura Jon Mao.

El sol, el cielo, el suelo... juega con maestría con las sombras cuyo poder evocan misterio. Lo que ha tratado es de darle a la naturaleza ese peso que tiene sobre el ser humano. "Lo que he pretendido es plasmar el mundo en su momento más básico; la vida está en las personas; es ahí donde se pretende reflejar la psicología. Si lo adornas con más elementos vivos pierde la idea y la fuerza, se desdibuja el cuadro".

Vivimos en una sociedad que mira hacia arriba, pero no a los lados, encerrados en una verticalidad que lo único que consigue es hundirnos cada vez más. "Todos queremos ser diferentes, pero en realidad no lo somos. Esa diferencia... no existe", lanza el artista. Con esta muestra pretende realizar una crítica en la sociedad en la que vivimos, pero, según explica Mao, pretende que a quien lo mire el cuadro le genere sensaciones diversas. "Esa es la maravilla del arte", apunta. Incluso, en opinión de Mao hay veces que reflexiones de las personas sobre la obra dan pie a nuevas claves que ni si quiera el artista había visto que existían. "La imaginación puede llegar a límites insospechados". La muestra se podrá visitar en las salas Yimby Sota, en Gran Vía 45, de forma gratuita de lunes a viernes entre las 9.00 y las 19.00 hasta finales de junio.