HAY guiris que no se atreven a acercarse a la barra y pedir... o que creen que ir de pintxos es quedarse en un bar, coger seis tapas en un plato y sentarse a pasar dos horas. Menos mal que Patrizia Vitelli enseña los usos y costumbres gastronómicas de la Villa y les introduce en una práctica que se ha convertido en una manera perfecta de saborear la ciudad y conocer su oferta culinaria. No en vano esta vecina getxotarra de 29 años es guía turística especializada en gastronomía y organiza tours en inglés por la capital vizcaina principalmente para norteamericanos y británicos. Pero como no se trata solo de llenar el estómago, también enseña Bilbao. "Por eso además de explicarles lo relativo a la gastronomía y hablarles de los txokos o las sidrerías, les cuento anécdotas de la ciudad", asegura esta foodie, que declara que en temporada tiene salidas prácticamente diarias "porque nos visita mucho turista con perfil gastronómico. Vienen a comer, a cocinar o a probar vinos". Ella se llama Patrizia Varela pero todo el mundo la conoce como Patrizia Vitelli. Y además del proyecto Bilbao Food Tours, con el que realiza las salidas de pintxos y vinos, también tiene un blog de cocina sana donde comparte cientos de recetas con sus seguidores.

Este viaje con el paladar que propone Vitelli cuesta 95 euros e incluye una ruta de seis bares con seis bebidas y diferentes degustaciones que abarcan pintxos, raciones o dulces. "El 90% de las veces recurro a mis establecimientos favoritos. Es un tour que empieza normalmente en El Ensanche, pasando por Ledesma y terminando en el Casco Viejo. Pero, en función de las necesidades nutricionales del cliente, organizo visitas para vegetarianos y prescindo, por ejemplo, del El Globo y su txangurro gratinado". Porque Patrizia asegura que en esta travesía gourmet también hay opción a hacer una ruta saludable. "En el Basquery sacan una ensalada con queso fresco y anchoas deliciosa, pero también me parecen recomendables unos pintxos morunos con una buena carne".

Revela que los norteamericanos se llevan una gran sorpresa con las gildas. "Tienen muchas reticencias a probarlas porque en EE.UU. las anchoas son de muy mala calidad, saladas, con sabor a pescado malo... y luego se sorprenden porque aquí la anchoa del Cantábrico es muy buena, las piparras son exquisitas y las aceituna son de calidad y la mezcla de sabores y texturas les encanta. Sobre todo cuando les explico que es algo muy típico que solo se puede encontrar aquí. Al final una croqueta la puedes comer en cualquier sitio". Otra cosa que les impacta bastante es el pintxo de cresta de gallo de la taberna Xukela en la calle del Perro. "Les parece superexótico", indica.

Tampoco ven con buenos ojos el kalimotxo. "Normalmente hacemos una especie de maridaje en seis paradas diferentes a lo largo y ancho de Bilbao. Por eso tomamos una pequeña muestra de bebidas vascas, tinto de Rioja Alavesa, txakoli, sidra, cerveza artesana... y kalimotxo que tampoco les hace mucha gracia porque no quieren mezclar el vino tinto con la Coca-Cola ni por el forro".

Vitelli oferta también clases de cocina. "Usamos un txoko de Barrenkale, el Nordisk, y vamos al mercado de la Ribera a hacer compras y cocinamos pintxos, o algún plato contundente como marmitako o txipirones", asegura esta guía que trabaja con grupos máximos de ocho personas. A pesar de ser una fan incondicional de la gastronomía saludable, es consciente de que "mi servicio es para turistas y la gente cuando está de vacaciones es un poco más flexible con la comida típica. Si vas de vacaciones, disfruta", sentencia con convicción.