EL txiki plan de esta semana: reciclar todos los juguetes que ya no se utilizan para venderlos o cambiarnos por otros. La cuadrilla de aitas y peques de la ikastola Maristas de Bilbao participaron ayer en el mercadillo de segunda mano organizado por la asociación Bilbao Centro dentro de las fiestas de El Carmen de Indautxu. No fueron los únicos. Medio centenar de chavales, acompañados por sus aitas tomaron parte en este rastrillo que se ha convertido en un clásico en estas fiestas. Se trata de una iniciativa que tiene como objetivo enseñar a los más pequeños de la casa a que las cosas tienen un valor y que se les puede dar una segunda vida. Lo demostraron. Hubo quien rebuscó y rebuscó entre los puestos para adquirir su nueva joya reciclada. “Los peques se cansan de todo muy rápido y muchas veces hay cosas que están nuevas y terminas regalando porque hay que hacer sitio en casa”, explicaron varias amatxus.

La calle Particular de Indautxu se transformó en un mercadillo repleto de variopintos y coloristas juguetes que, la mayoría llevaban tiempo olvidados en los trasteros y armarios de las viviendas: “Nos hemos pasado el fin de semana recuperando juguetes que ya no se utilizaban; algunos estaban en las cajas nuevos porque solo se habían utilizado en una ocasión”, destacó Arantza, amatxu de Aimar y de Markel.

Casas de muñecas, peluches, juegos de mesa, puzzles, tractores, coches, pelotas, espadas, culebras... y un largo etcétera lucían como el primer día en la media docena de puestos que se instalaron en la bilbaina calle peatonal. “Creemos que este tipo de iniciativas son muy beneficiosas porque los niños y niñas aprenden a darle un valor a lo que tienen y a saber que hay quien no tienen recursos”, explicó Idoia, otra de las amatxus. Los txikirecicleitors aguantaron el tipo detrás de las mesas aguardando a los compradores de esos juguetes que en su día ocuparon sus horas de ocio. “Con lo que saquemos compraremos chuches para el fin de semana”, dijo Aimar con semblante serio.

Los juguetes se vendían a precios muy razonables, pero hubo incluso quien optó directamente por el trueque: “Nos hemos marcado como reto no regresar a casa con más cosas de lo que hemos sacado de casa. Sabemos que es difícil, pero a ver si lo podemos conseguir”, afirmó Izaskun, otra de las madres. Según destacó Arantza, los juguetes que no se consiga vender en el mercado de Indautxu se llevarán al contenedor blanco para destinarlos a entidades como Cáritas. “Los chavales saben que hay muchos niños que no tienen recursos para comprar juguetes; están muy concienciados”.

El presidente de la asociación comercial, Adolfo Lorente, explicó a DEIA que con esta actividad pretenden introducir a los más pequeños en el mundo del comercio, además de dinamizar la zona con actividades en familia. “El ambiente es espléndido. Cada año se anima más gente a participar en este evento. La tarde se completó con la actuación del mago Oliver y el concierto del grupo Lowe. Las fiestas continúan hoy con la entrega del premio Indautxu al boxeador Kerman Lejarraga, chocolatada, herri kirolak y más música.