DOS años de constante entrenamiento, refortalecimiento de los músculos en un gimnasio, más de un golpe y algún que otro corte en las manos que complica el trabajo tras la barra. Ese es el resumen antes de conseguir dar un salto a la coctelería acrobática. El flair es la rama de la coctelería que combina el trabajo habitual de los barman con el estilo acrobático; un auténtico espectáculo -cada vez más de moda en Bilbao- y en el que el profesional de la hostelería logra dejar boquiabiertos a quienes esperan degustar un cóctel. “Es una modalidad que cada vez se está poniendo de moda. El flair precisa de muchas horas de entrenamiento... Con tanta voltereta los cócteles terminan mareados, pero es un verdadero show digno de ver. Las botellas para realizar estos malabarismos empiezan siendo de metacrilato para evitar que, si se caen, los cristales provoquen cortes”, dijo el presidente de los barman vizcainos, Fran Ceacero.

Aunque sus orígenes se remontan al siglo XIX, el flair moderno surgió en la década de los 70, cuando en los bares se mezclaban los camareros, con malabaristas y artistas callejeros para entretener a los clientes que iban al local. Después llegó Tom Cruise, con el filme Coctail y acercó esta disciplina al público. Dentro del II concurso internacional de coctelería Drink World, organizado por la asociación de barman de Bizkaia ayer se celebró en Bilbao el primer concurso de flair. El barman italiano Athos Croce se proclamó ganador tras meterse al público en el bolsillo y cautivarlo con las piruetas a las que sometió a la coctelera. El evento, que se desarrolló en la terraza Le club Rooftop del Hotel Ercilla, cuenta con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia y del Ayuntamiento de Bilbao. “Mi jefe fue quien me animó y me metió en este mundo. Empecé a ver vídeos y a ensayar todos los días. Para llegar a tener un nivel se precisa de muchas horas de entrenamiento, más de un golpe y no sé ni cuántos cortes por los cristales cuando se rompen las botellas, pero me encanta”, confesó Athos Croce.

Las botellas volaban, los vasos de mezclas giraban de un lado al otro y los combinados saltaban al ritmo de la música, sin lugar a duda, todo un show para la vista y para el paladar. Bilbao ha cogido este año el testigo a la Toscana italiana y el año que viene será Tenerife el lugar elegido para dar continuidad al concurso. Miguel Machado y Mauro Picchi fueron los encargados de puntuar la actuación de Athos y de Cristian, otro de los participantes. “Puntuamos dos cosas; por un lado el show -cómo el barman interactúa con el público- y por el otro, el combinado, su preparación, la presencia”, describieron. El evento de coctelería continúa hoy con varias catas, exposiciones, competiciones y charlas de formación.