DIGÁMOSLO como curiosidad: Alfonso Thate se hizo todo un clásico de Bilbao con La Moderna. Vayamos a los orígenes. Hace un siglo, en julio de 1918, se instaló en Bilbao Hermann Thate, hijo de Halle (Alemania) y de un gurdabosques de Sajonia. Dio sus primeros pasos a la bilbaina en el café Iruña, de Severo Unzue, y el bar Gambrinus. Se casó con Magdalena Irazusta y abrió la charcutería La Moderna en la calle Hurtado Amézaga en 1922, frente a la Quinta Parroquia, para trasladarla 10 años después, el 1 de abril de 1932, a la calle Astarloa, 8. Tras mil y un peripecias vividas por la familia por mor de las guerras, civil y mundial, la familia retoma la actividad, y en 1958 Alfonso Thate se hace cargo de la charcutería de Astarloa.

Otra curiosidad: se llamaba Alfonso por Alfonso XIII. Los Thate son una de las muchas familias alemanas, como los Knörr o los Lipperheide, que recalaron en Euskadi. Hermann Thate, el primero de la saga que llegó a Bilbao, pasó antes por San Juan de Luz en la primera década del siglo, donde trabajó como maître en el Hotel Golf y trabó amistad, gracias a sus mañas, con el monarca. Alfonso, quien estudió primero en Santiago Apostol y luego en la Escuela de Comercio, fue quien dio el impulso, el empujón y el prestigio al negocio.

Entremos en una tercera curiosidad que le dio buen nombre a Alfonso. No en vano, el hombre acreditado como un gran charcutero procedente de Alemania recibió, a finales de los años cincuenta del pasado siglo, un pedido de aquellas salachichas blancas crudas que se distribuían en La Moderna y que llegó a la tienda con un feo color. Con la intención de mejorar aquel producto, Alfonso decidió escaldarla en vez de cocerla. la consecuencia fue singular: la salchicha ganó suavidad en el paladar. Aquel fue el origen de uno de los grandes géneros del local, la salchica cóctel. Hasta tal punto de ebullición alcanzó el éxito de aquel experimiento que de repente las salchichas cóctel comenzaron a demandarse en los años sesenta y setenta de una manera extraordinaria, desplazando a las salchichas blancas crudas del corazón del paladar de los bilbainos,

Entremos en una cuarta curiosidad, si es que se puede llamar así, para entender la vida de Alfonso Thate que dio lustre al apellido. El 23 de febrero de 1981, con aquel amago en ciernes de golpe de Estado, Alfonso Thate decidió retirar buena parte de sus productos de la tienda, “por si llegaba la guerra y el hambre hasta su familia”. Poco después sobrevino su repentino fallecimiento, un 10 de mayo del 1982. Se hizo cargo de Astarloa su mujer, Carmen García de las Bayonas. Allí permanecieron hasta el 31 de marzo de 2009 y el 1de abril la familia abrió, en Colon de Larreategui 20, la nueva tienda.