OMIENZA esta crónica, con vocación de convertirse en escenario de un capítulo de la serie El ministerio del tiempo, con un desliz. No en vano, en innumerables manuales de la historia local consta que el teatro de los Campos Elíseos sufrió un incendió a poco de su inauguración, el 3 de mayo de 1901. El dato es falso. Nunca hubo tal incendio, porque la flamante sala se inauguró con toda la pompa posible el 7 de agosto de 1902. A lo mejor tal confusión viene dada porque en los jardines que dieron nombre al nuevo coliseo sí se quemó una placita de madera en cuyo interior solían correrse reses emboladas.

Entremos de bruces en el siglo XX al compás cronológico, es decir, de su mano. Siguiendo los planos de Alfredo Acebal, el 3 de mayo de 1901 daba comienzo una edificación sobre los terrenos que entonces ocupaban los Jardines de los Campos Elíseos (desaparecidos a mediados del siglo XX), siendo inaugurado el teatro Campos Elíseos un año después, el 7 de agosto de 1902. El teatro fue erigido a instancias de su primer propietario, el empresario Luis Urízar Roales, hijo del prohombre bilbaino Luciano Urízar Echevarría. ¿La primera función, dice usted? Fue protagonizada por la compañía del Teatro de la Comedia de Madrid, en la que figura como primera actriz Rosario Pino.

El diseño de Acebal se complementó con el que hizo Jean Baptiste Darroquy para la fachada principal, en el más puro estilo modernista con decoración art nouveau en la que destacan las cerámicas del eibarrés Daniel Zuloaga. Hoy está catalogado como bien de interés cultural. Desde el primer día tomó el nombre de los jardines que le acompañaban: Campos Elíseos, que en la mitología griega viene a significar algo así como "llanura alcanzada por los rayos del sol" y que los propios griegos los consideraban como una suerte de paraíso para los elegidos por los dioses.

En plena expansión económica, urbanística y cultural de Bilbao, pronto el teatro, conocido ya como la bombonera de Bertendona, se convirtió en una de las salas de mayor categoría artística, y en la plataforma escénica que impulsó con mayor acierto la pujante ópera vasca. El 21 de mayo de 1910 José María Usadizaga estrenó sobre aquel escenario la ópera Mendi-Mendiyan, todo un hito, habida cuenta que fue el propio compositor que llevó la batuta aquel día.

Llegamos a los oscuros días de la guerra. Los danzarines tenían su cita en los Jardines Campos Elíseos, donde los días 1 y 3 de enero de 1937, celebraron bailes , amenizados por las bandas de música de los batallones RUSIA y UGT, ¡pro Asistencia Social! La compañía lírica Juventud Vasca organizó después en el propio teatro Campos Elíseos una velada teatral para recaudar fondos que costearan el avión Euzkadi, cuya suscripción ya estaba abierta de antemano. El programa quedó establecido como sigue: Iru gudari, de Manuel de la Sota -obra de un elevado sentido patriótico-, a la que el grupo Oldargi daba una interpretación verdaderamente notable; y después, Ezer ez ta festa, de Toribio Alzaga, uno de los más destacados escritores dramáticos en euskera.

En abril de 1978 una bomba puesta por ETA militar en el patio de butacas causó grandes daños al teatro. ETA intervino con este explosivo en el conflicto laboral que mantenían los trabajadores del teatro con sus propietarios, la empresa Trueba, los cuales sostenían una huelga de dos meses de duración, "por el autoritario comportamiento de la patronal".? Los arquitectos Rufino y Pedro Basáñez realizaron las obras de reparación tendentes a la conservación y restauración del edificio que se reinauguró en agosto de 1980.

Durante algún tiempo, en la década de los años 90 del siglo XX, fue sede de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. En 1991 lo adquirió el Ayuntamiento de Bilbao y en 1994 encargó a Jesús Aldama obras de consolidación del edificio de carácter estructural para resolver dos problemas graves: las filtraciones del agua de lluvia a través de los muros y la estabilidad de la estructura, pero... Se rehabilitó la fachada en 1997 y quedó pendiente, por problemas presupuestarios, el interior. En el año 2002 se trató de nuevo de la recuperación del edificio. En 2003 la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) firmó un acuerdo con el Ayuntamiento de Bilbao para la restauración y rehabilitación integral de teatro. Ambas partes participaban al 50 % del teatro.?

La reforma fue proyectada por la Fundación Labein y respetaba el estilo arquitectónico y la decoración original, pero incrementaba espacios y volúmenes y actualizaba todas sus dotaciones e instalaciones para las más modernas técnicas representativas. La remodelación hizo que el teatro creciese de 5.000 metros cuadrados a 7.300, incrementando la altura del edificio e integrando un edificio de viviendas contiguo. Hoy conviven dos salas de representación y un centro de formación artístico y tecnológico. La modernización de sus instalaciones incluye además las soluciones tecnológicas más avanzadas para la representación de las artes escénicas.

Desde 2017 el teatro está gestionado por Klemark Espectáculos Teatrales con un objetivo claro: devolver a Bilbao la riqueza artística y cultural que ha caracterizado durante años al teatro. Un lugar donde las compañías nacionales e internacionales se den la mano con los artistas vascos, atendiendo siempre a la máxima calidad de sus espectáculos. Hoy el teatro Campos late con fuerza.