OMO si fuese una premonición, Joaquín Lucarini nace el 14 de junio de 1905 en la localidad alavesa de Fontecha, tierra de canteros. Su padre, escultor italiano, se llamaba Ángel Lucarini Puliti y su madre Casilda Macazaga Pérez, del caserío Macazaga en Fontecha. De ella hereda el tesón, la voluntad y la constancia en el trabajo, lo que supone un poderoso impulso en sus empresas artísticas.

Aprendió Joaquín los primeros rudimentos de su arte gracias a las enseñanzas de su padre. Cuando se suspendieron las obras de la Catedral Nueva de Vitoria-Gasteiz, la familia Lucarini se trasladó a Bilbao, matriculándose Joaquín en la Escuela de Artes y Oficios de Atxuri. Es en el Ateneo de Bilbao donde realizó su primera exposición, en 1927 y es en esta ciudad donde su huella es indeleble pese a que una parte de su trabajo desapareció en el derribo de varios edificios donde Lucarini había dejado su marca desde muy joven. Era un hombre elegido.

Conoció el éxito casi desde el principio de su carrera, recibiendo numerosos encargos públicos. En 1929 recayó en sus manos el mandato de realizar los relieves del Club Deportivo de Bilbao, obra que se perdió en posteriores remodelaciones. Se trata de relieves de cemento, con las figuras de pelotaris, palistas, atletas y montañeros, plasmados con un estilo muy expresionista.

Gran parte de su producción se realizó para la ciudad de Bilbao, donde residió la mayor parte de su vida. Lucarini era un dios de la escultura en Bilbao. Estableció su estudio, conocido como El Olimpo en el barrio de Ciudad Jardín. No faltan voces especializadas que consideran que el Lucarini posterior a la Guerra Civil tiene menos interés que su producción anterior. Le achacan la pérdida de la capacidad de innovación, y el acomodamiento y plegado a los gustos sociales dominantes. Sin embargo, la obra más representativa de este periodo es el tigre que se alza en lo alto de un edificio industrial en Bilbao, denominado por su escultura edificio El Tigre, que es presentado como un símbolo del Bilbao de su tiempo.

Numerosos fueron los arquitectos que solicitaron su colaboración para que sus obras decoraran las fachadas de sus edificios; la sede de la empresa La Equitativa, en los Jardines de Albia; el palacio de Justicia, inmuebles residenciales en la Gran Vía y en la plaza de Zabalburu o el interior de la iglesia de San Francisco, son alguno de los lugares que el paseante puede elegir en la capital vizcaína para admirar la obra de Lucarini. Una virge submarina tallada por él abriga San Juan de Gaztelugatxe a 10 metros de profundidad.

Protagonista: Joaquín Lucarini.

Gesta: Escultor que ha dejado honda huella en Bilbao. Decora numerosas fachadas de Bilbao. Es autor del legendario tigre de Botica vieja y su obra puede verse en La Equitativa, el palacio de Justicia, inmuebles residenciales e incluso una virgen submarina, en las profundidades de San Juan de Gaztelugatxe.