OMO cronista gráfico de la villa fue, dicho sea con permiso de todos los que han ejercido su mismo oficio, el notario visual del Bilbao más trepidante. No en vano, el nombre de Germán Elorza aún se pronuncia con veneración, como si fuese un ensalmo que se pronuncia para invocar a los dioses de la fotografía de prensa, una profesión más peligrosa de lo que algunos de ustedes pudieran imaginar.

El fotógrafo Germán Elorza nació en Gasteiz en 1910. Se trasladó a Bilbao en 1932, casi iniciada la dictadura de Primo de Rivera, de la mano de su pariente José María Elorza, que por entonces se encargaba de la dirección de la prisión de Larrinaga como funcionario del Ministerio de Justicia. En la villa inició sus estudios en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles, mientras vivía con su familia en las dependencias privadas destinadas a la dirección de la cárcel. Fue precisamente en Larrinaga donde se le inoculó el veneno, donde el mundo de la fotografía le cautivó para siempre, gracias a la afición de uno de los militares del regimiento de Garellano ocupado en la seguridad del centro penitenciario.

Cumplidos sus estudios en la Escuela de Comercio, el corazón se impuso a la cabeza. Germán se decantó por la fotografía gracias al espaldarazo y maestría de Manuel Torcida, Lux, titular de un establecimiento fotográfico de la Gran Vía, y fotógrafo de enorme prestigio en la prensa local de la época. Manuel Torcida, con seguridad, fue el pionero de la fotografía en Bizkaia.

Cuentan las crónicas que Germán Elorza comenzó su carrera profesional como corresponsal fotográfico en Prensa Española y Prensa Gráfica de Madrid. Durante la guerra civil no abandonó su ciudad adoptiva y continuó su trabajo como reportero en los periódicos locales. Lamentablemente se han perdido las imágenes con las que retrató aquel Bilbao de la guerra, por mucho que su legado se conserve en el Archivo Histórico de Euskadi hasta el punto de que es posible reunir una de las crónicas fotográficas más extensas de Bizkaia entre los años 1932 y 1974. La colección, rescatada por su hijo, fue cedida al Archivo Histórico de Euskadi en 2016 y recoge varios reportajes de la época sobre temáticas variadas como los toros, el fútbol y el Athletic, así como sobre diferentes eventos políticos e institucionales.

En 1932 Germán ingresó en la plantilla del diario La Tarde de Bilbao y en 1937, terminada en Bilbao la guerra, formó parte de la redacción fundadora del diario Hierro hasta su retiro en 1974, año en el que concluyó su vida laboral a consecuencia de un accidente de trabajo mientras realizaba un reportaje en el partido Athlétic-Sporting de Gijón. Falleció en 1983 rodeado del cariño de su familia y del pesar de la ciudadanía.