IENDO, como fue, hijo de Cartagena, puerto de partida de grandes conquistadores y de acogida de grandes historias que siempre trae la mar, José Barceló llegó a Bilbao en 1943, veinte años después de nacer a orillas del Mediterráneo. Pronto hizo amistad con Blas de Otero, un poeta que le dedicó aquellos intrigantes versos que decían algo así como “Vuelve la cara Ludwig Van Beethoven, dime qué ve, qué viento entra en tus ojos, Ludwig: qué sombras van o vienen, Van Beethoven; qué viento vano, incógnito, borra la nada… Dime qué escuchas, qué cascado mar roe la ruina de tu oído sordo; vuelve, vuelve la cara, Ludwig, gira la máscara de polvo, dime qué luces ungen tu sueño de cenizas húmedas; vuelve la cara, capitán del fondo de la muerte; tú Ludwig Van Beethoven, león de noche, capitel sonoro!”. Versos tan inquietantes como las geometrías de Pepe Barceló, el artista que halló, a orillas del Nervión, el lenguaje pictórico que le dio fama y renombre.

Cuenta su biografía que nació en 1923, que su vocación por la pintura nace siendo casi un niño y que fue alumno en Cartagena de Vicente Ros, siguiendo sus estudios en Granada y Madrid. En 1943, se traslada a vivir a Bilbao, lugar donde alcanzó la madurez pictórica al crear un universo propio, libre del costumbrismo de la época. Allí exploró a fondo la abstracción geométrica, sin abandonar del todo la figuración.

En Bilbao se hallaba establecido un hermano suyo dedicado a negocios cinematográfícos, lo que tal vez influyese en su llegada a la villa. Fue considerado uno de los mejores pintores del siglo XX en su modalidad, cultivó todas las técnicas con gran acierto sobresaliendo de forma natural en el dibujo y en el óleo. Huidizo de mercantilismos y pintura comercial se prodigó poco en exposiciones y certámenes consiguiendo a pesar de ello grandes premios y reconocimiento internacional. En 1952 fue seleccionado para presentar su obra en la 2ª Bienal Hispano Americana del Arte en La Habana y retiró su obra en solidaridad con un compañero que le había censurado su trabajo el régimen cubano. En 1960 presentó en la galería Illesca, la primera exposición de arte abstracto que tuvo lugar en Bilbao.

Un año después de su muerte en 2001, tres galerías Aritza, Windsor Kulturgintza y Juan Manuel Lumbreras presentaron obras de distintos períodos de la vida artística de Barceló, que suman un recorrido antológico de más de 50 años, todo un viaje al corazón de un hombres singular.

Protagonista: José Barceló, pintor.

Gesta: Pese a nacer en Cartagena, a los veinte años recaló en Bilbao, donde desarrolló gran parte de su trayectoria profesional. Labró amistad con Blas de Otero, quien le dedicó un singular poema y en 1960 realizó la que está considerada como la primera exposición de arte abstracto en Bilbao.