LLÁ en el cruce de Elcano e Iparraguirre, en la plaza San José, se honra la memoria de Achúcarro, Ernesto Hoffmeyer y Pablo de Alzola, los tres ideólogos del plan de Ensanche, aprobado en 1876 y con problemas de ejecución por la segunda guerra carlista. En esos tres apellidos reside la paternidad de aquel Bilbao que ya miraba al futuro pese a que en la memoria de su proyecto puede leerse un gesto de humildad en aquellas líneas en las que se dice “(...) hemos creído deber contentarnos con lo que juzgamos bueno y prescindir de lo mejor, que suele ser casi siempre impracticable (...)” Ernesto era hijo del relojero honorario de la Casa Real y Patrimonio en Madrid, José Hoffmeyer, que fue nombrado durante el reinado de Fernando VII, junto con dos relojeros más, Jerónimo Wools y Pedro Garzón.

Hablamos de un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos nacido en 1844 en Bilbao. Finalizados sus estudios de ingeriería de caminos en 1867, desarrolló una amplia labor en distintos campos de la ingenieria en Bizkaia durante las últimas décadas del siglo XIX que le llevó a organizar la sección municipal de ingeniería en el ayuntamiento de Bilbao y que culminó como jefe de Obras Públicas de Bizkaia entre 1905 y 1908.

Sus quehaceres en Bilbao dejaron huella, es innegable. Hoffmeyer fue autor del primer proyecto importante de abastecimiento de aguas a Bilbao, desarrollado entre 1879 y 1886. Tuvo, además, una actividad destacada en las realización del nuevo muelle de la Ribera (1886) y distintas obras en las zonas de Bilbao la Vieja y San Francisco. También fue el autor de dos de los puentes trazados en esta época: el puente nuevo de San Antón (1877, en colaboración con Pablo de Alzola y reconstruido al final de la guerra civil); y el de la Merced (1887), destruido en la Guerra Civil, allá en 1937.

Entre 1888 y 1890 fue presidente de la Sociedad Bilbaina, club al que llevó la luz eléctrica, el presidente era el ilustre ingeniero Ernesto Hoffmeyer. Es probable que también fuese testigo de la gesta de Pablo de Alzola, hombre de espíritu abierto. Entre las muchas anécdotas que de él se cuentan estuvo su negativa a excluir libros condenados por la iglesia, de la magnífica biblioteca de la Sociedad Bilbaina. ¿Lo vivió en primera persona Ernesto? No está claro. Lo que sí se sabe es que entre 1908 y 1910 ocupó los cargos en torno al Puerto. Su vida estuvo ligada siempre a ese Bilbao para el que soñó un gran futuro.

Protagonista: Ernesto Hoffmeyer.

Gesta: Su trabajo de mayor proyección se inició en 1871, cuando el ayuntamiento de Bilbao le eligió para formar parte de la comisión encargada de la redacción del nuevo proyecto de ensanche, junto a Pablo de Alzola y Severino Achúcarro. El resultado fue el plan de ensanche, que entro en vigor a partir de 1876.