YO me llevo el cien por cien de las ostias y ellos el veinte por ciento de mi bolsa”, se le oyó decir alguna vez a Agustín Senín, el Tigre de Irala en su juventud, sobre los preparadores. Hijo de un trabajador de Altos Hornos procedente de Senín (Galicia), Agustín fue el menor de cuatro hermanos. Cuentan las crónicas que Agustín era un peso gallo de 53 kilos, con una altura de 1,58 metros. Que tenía acometividad, pegada dura y precisa, un fondo inagotable y con la guardia cambiada lo que hacían de él un boxeador incómodo para sus contrincantes.

Viajemos tiempo atrás de su mano. Agustín, acudió a la olimpiada de Tokio (1964), aunque fue eliminado por el que a la postre sería nueve veces campeón europeo, el italiano Franco Zurlo. También fue seleccionado en los mundiales militares de Múnich, alcanzando la medalla de bronce, un año después. Llegaba a la cumbre del boxeo amateur con mucho cartel por delante.

Agustín debutó dentro del boxeo profesional en el Gran Price de Barcelona derrotando por KO a Benito Tormo. Encadenó diez victorias hasta que apareció por Bilbao el Manolín Álvarez quien, a la postre, sería el único boxeador que consiguiese hacer combate nulo con el púgil. ¿Quién le parará?

A un paso estuvo de lograrlo un accidente de tráfico que le tuvo siete meses apartado del ring. Regresó con fuerza y una serie encadenada de triunfos le catapultó hasta el cinturón del Campeonato de España en un combate que disputó en el Pabellón Municipal de Bilbao ante el navarro Toti Martin. Tras retener el título dos veces y ligar otra racha fecunda -se midió tres veces a Dionisio Bisbal, tío dek cantante David Bisbal...- , aspira al título europeo. Bilbao se emociona. Se anuncia la llegada del boxeador gales Alan Rudkin en Vista Alegre. Llegó el británico ceñido con la corona del Reino Unido, sentado en el trono del Imperio Britanico y con la aureola de invencible. Senín le venció “en el mejor combate de mi vida”, según aseguró. Se proclamó como nuevo y eterno (se retiró invicto ) campeón de Europa del peso Gallo.

Había nacido la leyenda del gran boxeador vasco, quien con las negociaciones y el contrato del campeonato mundial sobre la mesa, y con tan solo 26 años, se despidió del boxeo sin más. Bilbao fue un hervidero de rumores. Con la idea de comenzar su vida empresarial y social con todas sus facultades físicas y mentales, abrió una peluquería de señoras. Hoy la regenta su hija.