Baltasar Magro siempre ha dicho que empezó a trabajar en televisión por casualidad. Había echado solicitudes laborales acordes con su extensa preparación (tres carreras), pero la primera llamada la recibió en 1975 de TVE para estar en la redacción de un informativo juvenil, La semana. Fue la primera piedra de una carrera tan larga en pantalla como brillante.

Su pasión por el arte también tuvo recompensa y presentó el programa Pintores de ayer y de hoy. Pero si en algún espacio se curtió fue en Informe semanal, a donde llegó en 1977, y mientras estuvo en él realizó más de dos 200 reportajes, hasta convertirse en un clásico. Siempre le ha gustado el reporterismo, algo que echa mucho de menos en el periodismo actual.

Durante mucho tiempo fue testigo de excepción de numerosos eventos y acontecimientos que han marcado la historia. Nunca le gustaron los puestos estáticos, aunque en 1983 le nombraron subdirector y presentador del Telediario, pero fue solo un espejismo, porque en 1984 se puso al frente de un espacio creado por él mismo, Teleobjetivo, en el que pudo desarrollar una faceta de la información que le atraía y le fascinaba: la investigación. El análisis de la actualidad lo desarrolló durante el tiempo que estuvo al frente de 48 horas, hasta que en 1988 volvió a Informe semanal, esta vez ya como director, y recuperó a Rosa María Mateo como presentadora. Estuvo solo un año, pero volvería a colocarse al frente de este programa una década después, en 1997, siendo su presentador hasta 2004.

Antes, a principios de los 90 y con la aparición de las cadenas autonómicas y de las privadas, había sido primero subdirector de Telemadrid y más tarde coordinador de los informativos de Telecinco, pero TVE ha sido para Baltasar Magro su televisión, a pesar de haber estado en otros canales.

Durante tres años (2004-2007) presentó De cerca y ante él se sentaron personalidades de todos los ámbitos. Fue su último escalón profesional ante las cámaras. Después de más 30 años de encuentro con los espectadores se acogió al expediente de regulación de empleo del ente público y abandonó su labor periodística.

Contemplar la vida desde el sofá de su casa o tener un retiro sin nada que hacer no entraba en sus planes, así que decidió ahondar en una labor que había empezado años antes de dejar la televisión: escribir. Su último libro lo publicó en 2020, se titula Como una sombra y está centrado en la pintora cántabra María Blanchard. Hoy está fuera de cámara, pero muy presente en las editoriales.