lA nueva entrega de Gomorra arranca con un alcalde que da explicaciones a un capo mafioso al que debe su cargo. Es el preludio de una trama en la que la discreta connivencia entre la política, las finanzas y la criminalidad prevalece sobre los ruidosos tiros en la calle. “No se muestra más el crimen al que estamos acostumbrados, el de la calle o barrio, sino que se ramifica de un modo diverso y toca ganglios completamente diferentes, que pertenecen al mundo de la sociedad civil”, explica a Efe uno de los directores de la serie italiana, Claudio Cupellini, en la presentación de la cuarta temporada.

Gomorra, que se emitirá en España en Sky desde el 23 de abril, regresa para contar la historia de Genny Savastano, rey de la mafia napolitana reinventado como hombre de negocios pues su principal objetivo es proteger a su esposa e hijo. Delegará su imperio criminal en la periferia napolitana a una de sus más estrechas colaboradoras, Patrizia (Cristiana Dell’Anna) y se encomendará a un clan pariente para protegerse de los chacales y soldados que ambicionan su trono.

Se retrata una Camorra “más limpia, compuesta por muchas relaciones y pocos homicidios, pero al mismo tiempo cruel y despiadada al mismo nivel”, avanza el actor que da vida al primogénito Savastano, Salvatore Esposito. Ahora Genny, enormemente rico gracias a sus negocios de droga y trilita, planea la construcción del aeropuerto más grande de la región y no se dirige a los camellos de Scampia o Secondigliano, sino que sus interlocutores son las grandes sociedades londinenses. “En este nuevo mundo, como el de la finanza, determinadas obras, sobre todo si lo haces en el mundo criminal, no puedes hacerlas sin la colusión con la política”, explica Esposito, para quien la cuarta temporada permitirá comprender la relación entre ambos ámbitos. La trama a veces se traslada por primera vez a la campiña napolitana, conocida como “la tierra de los fuegos”, pues en su suelo la criminalidad organizada sepultó durante años toda clase de residuos industriales y tóxicos.

metáfora El director opinó que “la realidad supera siempre a la ficción” y que, pese a ello, la serie quiere mostrar cómo la corrupción campa por Italia como un problema “endémico y extremadamente radicado”. Esposito define la serie más bien como “una gran metáfora” acerca del crimen organizado que puede extrapolarse a otras partes del mundo: “Todos los países, ciudades y provincias tienen su lado oscuro”, afirma en defensa de su ciudad natal. Es más, asegura que a sus 33 años, el único intento de robo lo sufrió en Barcelona durante su adolescencia.

De la misma opinión es Arturo Muselli, también napolitano y que interpreta al camorrista Enzo Villa Sangueblù, aliado de Genny en esta oscura partida de ajedrez que es Gomorra, en la que sus personajes caen en función del albedrío de los equilibrios de poder. “Cada lugar tiene un propio sistema camorrístico con sus propias reglas (...) En esa diversidad de cada mafia, hay puntos en común en las de todo el mundo, como el deseo de poder. Hay algo de universal”, apunta. Y es que en Italia hay quien dice que una serie de este éxito y dimensión, exportada a decenas de países, de alguna manera perjudica la imagen del país y de la impresionante Nápoles. A esta acusación respondió durante la presentación el escritor de la novela en la que se inspira la producción, Roberto Saviano, que habló de Italia como “la Venezuela de Europa”: “Gomorra no tiene miedo de contar la herida ¿Molesta? Pues que moleste”, dijo en un vídeo. “Todo esto es entretenimiento, es una serie. Pero logra contar una síntesis de nuestro tiempo. Si no matas, serás asesinado; si te fías, te perjudicarán, y si no jodes, serás jodido”, zanjó el escritor, amenazado por la mafia.