Madrid - El taller de Maestros de la costura 2 echó el cierre el miércoles por la noche con la elección de Rosa León como nueva ganadora del talent show, que tuvo una media de cuota de pantalla de 11,7 %, y en la que los tres miembros del jurado también participaron en algunas pruebas, como unos concursantes más.

Rosa creció rodeada de máquinas de coser porque su madre tenía una tienda de arreglos y desde pequeña demostró su talento confeccionando ropa para sus muñecas. Con la práctica y los años, comenzó a crearse sus propios modelitos, ropa para sus hijas? Y ahora puede alardear de vestir a la modelo Blanca Padilla, la primera española en vestir las alas de Victoria’s Secret. En una entrevista con Efe, la flamante ganadora no pudo evitar mostrar su satisfacción aunque aseguró que “no esperaba llegar a la final. Iba paso a paso, semana a semana y solo cuando estaba más cerca, podía pensar en conseguirlo”. La sevillana Rosa León reconoció estar “muy satisfecha”, y añadió: “Me ha costado mucho esfuerzo llegar a la final, pero he vivido y he disfrutado cada momento. Me llevo muchas emociones, a cual más bonita”.

El broche de oro perfecto a diez semanas de esfuerzo, dedicación, evolución y mucho trabajo. “En la vida siempre me ha tocado luchar y en Maestros de la costura he hecho lo que hago siempre: luchar sin perder la ilusión. Es el premio de mi vida. Por mi pasión y por mi locura me han premiado. Éste es el empujón para dedicarme profesionalmente a esto. Jamás pensé que un programa me iba a cambiar la vida de esta manera. Nadie sabe lo bien que me ha venido y todo lo que me ha aportado, como persona y como profesional”, afirmó Rosa tras ver a la modelo Blanca Padilla desfilar con su diseño.

bajo presión De los diez programas, en siete tuvo que superar la prueba de expulsión, pero de todas salió victoriosa porque trabaja “muy bien bajo presión”. Fue la mejor confeccionando un kimono con cortinas de baño, convirtiendo un mono de trabajo en un vestido, reutilizando ropa vintage para crear un bolso, diseñando una bata y un camisón sexy, reinterpretando un chándal y creando una americana adaptada a tallas grandes. “Es un placer reconocer a la mejor aprendiz y disfrutar de sus confecciones”, le alabó María Escoté en una ocasión. “Nunca hay que relajarse”, señaló.

Consideró que sus máximos competidores habían sido Anastasia, Alejandro, Lara, Isabel y Sergio. “Me podían haber echado en cualquier momento porque había mucho nivel en el concurso y siempre estás expuesta a los nervios, al bloqueo que ocasionan, a la falta de inspiración...”. El duelo final lo vivió con Isabel “una rival muy fuerte, una gran profesional y con un gran corazón. Cose muy bien y sus diseños son muy chulos, podía haber llegado a gustar más su estilo que el mío o yo haber fallado”.

Para la gran final de Maestros de la costura, Rosa e Isabel tuvieron que diseñar y confeccionar el vestido perfecto para una alfombra roja en 150 minutos. Cada duelista apostó por un estilo que marcaba perfectamente sus personalidades: Isabel arriesgó con el brillo y las lentejuelas, mientras que Rosa apostó por la elegancia, la sobriedad y el clasicismo. “Rosa, tú sabes que has arriesgado muchísimo. El raso duquesa es un tejido delicadísimo y más en este color. Necesita un acabado perfecto e impecable para poder lucir en su máximo esplendor. Es como un detector de mentiras, cualquier fallo se amplifica. Tú en este caso lo has usado con maestría. Te doy la enhorabuena, porque asumir riesgos es la única manera de crecer”, le felicitó Lorenzo Caprile, aunque Alejandro Palomo señaló algunos fallos, como que el bajo estaba inacabado. “Es un vestido superelegante. Yo me imagino a Cate Blanchett o Julianne Moore con ese vestido y con todos los flashes alumbrándolas. Hacer tú sola este vestido, en el tiempo que lo has hecho, es una responsabilidad enorme”, sentenció la invitada Olga Ruiz, directora de la revista Telva.

Todo un duelo de titanes en el que Rosa obtuvo el maniquí de oro, los 50.000 euros del premio en metálico y un curso de formación especializada en Diseño de Moda, impartido en el Centro Superior de Moda de Madrid de la Universidad Politécnica de Madrid. Además, su propia colección cápsula de moda infantil en El Corte Inglés de Sevilla y en su página web. “Tenía que arriesgar y demostrar que durante mi paso por el programa había evolucionado. Era un reto para mí”, un resultado que consiguió que la top Blanca Padilla lo luciera al anunciarse la ganadora. Además de un premio en metálico, León ha diseñado una colección cápsula infantil para El Corte Inglés, inspirada en su niñez, y en algunos de los diseños que ha confeccionado en el taller del programa, pero ya está preparando otra, centrada en el esmoquin y sus derivaciones. “Quedé cautivada por los diseños de Juan Avellaneda”. Cuando se ha visto en televisión reconoce que “en las pruebas de equipo me veía supermandona, pero para mí era una responsabilidad ser jefa de equipo. Es una prueba en la que hay diferentes niveles entre los concursantes y, como dice Caprile: “Con muchas manos en la olla arde Troya”.

Le satisface que entre los premios conseguidos se encuentre un curso de diseño de moda, porque “tengo experiencia de vida como costurera, pero necesito más formación”, explica esta mujer que colabora como voluntaria enseñando a coser a madres en riesgo de exclusión de las 3.000 viviendas de Sevilla. “No quiero que se quede nadie sin aprender por falta de recursos. Quiero formarme para enseñar a más gente, porque además de en el diseño, la enseñanza también forma parte de mi futuro”, explica, mientras en su taller siguen con los encargos para bodas y a medida, “he tenido que ampliar el local porque se nos ha quedado chico”. Crear y fomentar el uso de prendas sostenibles es otro de sus objetivos en su nueva andadura, comenta esta mujer que tiene como referentes de estilo a Chanel, Balenciaga, y ahora a Teresa Helbig, con la que ha quedado “impactada” por la delicadeza de su costura. Sobre el jurado solo tiene buenas palabras, aunque “el veredicto de Caprile era el más importante para mí. Es un profesional que se ha hecho a sí mismo, duro, pero con crítica constructiva, que me enseñó a rectificar”. Hacia sus compañeros, lo mismo. “A veces saltaban chispas, porque los problemas que había en casa se llevaba al plató, había caracteres muy fuertes, pero mucho respecto entre todos”.

La ganadora del Maniquí de oro se sometió a una operación para combatir el cáncer y participar en el programa ha sido para ella “el final del tratamiento, mi cura”, apuntó sonriente, mientras aseguró que sus hijas “están muy orgullosas y felices” de su participación, “han visto en mí un cambio positivo”, concluye.