las cámaras GoProSu CEO, llegó a ser el mejor pagado de Estados Unidos

Duplicó la plantilla de la compañía en solo 18 meses, pasando de 700 a 1.600 empleados. Sin embargo, en ese momento de auge, tres tendencias concurrieron en el tiempo: (1) Aparecieron repentinamente muchos competidores; (2) Se produjeron numerosos problemas técnicos, especialmente en su combinación con el mundo de los drones; (3) Los clientes (aventureros, especialmente) querían crear sus propios vídeos, no que la empresa que le vendía la cámara los produjera profesionalmente. Estos tres sucesos ocurrieron en un periodo de meses. Estos sucesos son una mezcla de no saber escuchar al cliente, pasarte de ambición y entender que como has sido el primero o el mejor, nadie podrá estar nunca a tu altura. Humildad, escucha y agilidad.

Estas historias me hacen pensar que en los equipos de dirección de cualquier organización es importante que la diversidad esté presente. Que se puedan mezclar perfiles heterogéneos es importante. Y uno de ellos, que todavía está poco desarrollado o “presente”, es aquel que tiene una especial habilidad para ver las debilidades incluso en época de bonanza. Sí, el cenizo o ceniza que siempre tiene un pero. Cada negocio exitoso construido a la velocidad de la luz, por paradójico que parezca, tiene también su propia semilla de la destrucción. Si una empresa tiene una posición de ventaja competitiva, en esta era líquida de constante cambio, creo que tendría que tener como principal urgencia responder a por qué le van bien las cosas. Entender precisamente dónde está su punto de debilidad. Porque si a alguien le da por atacarte por ahí, puede ser justo lo que acabe por tumbarte.

Mercado corto

Seguramente lo que ocurrió con el caso de GoPro es que no llegó a entender que lo que hacía tendría un mercado corto ante el auge que estaban experimentando alternativas más económicas o la integración de todo ello en el móvil. Las ventanas de oportunidad, por gigantes que sean, no quiere decir que vayan a ser perdurables para toda la historia. Y, lo contrario: ventanas de oportunidad que han durado décadas (bancos, aseguradoras, gasolineras, etc.), no tienen por qué durar para siempre sin cuestionar la propuesta de valor que tengan.

En este contexto es por lo que últimamente me estoy especializando mucho en distinguir la señal y el ruido. Se han escrito varios libros interesantes sobre ello últimamente. Básicamente porque ser capaz de distinguir una señal en este mar de ruido de la era de la sobreinformación puede evitar que te caigas como GoPro. Entender contextos, separar la propuesta de valor del aprovechamiento de inercias o vacíos o situarte en un entorno competitivo cuyas características debemos conocer, es fundamental. Pensar que la tendencia de las últimas décadas nos puede salvar es una trampa. La era de la complejidad es justo eso; cambios repentinos e inesperados.

¿Cuál es la moraleja de la historia? En muchas ocasiones es importante poner foco en una cosa, no en muchas. Y es importante también que ese foco sea aquel en el que tengas una propuesta diferencial. En este mundo digital, en meses, pasas de estar en la cúspide del poder a caer por un barranco. Humildad, prudencia y visión, son más necesarias que nunca ante la aceleración exponencial de los cambios que ha traído la sociedad digital. ¡Nunca os durmáis y abrazad el cambio!

Si una empresa tiene una posición de ventaja competitiva, en esta era líquida de constante cambio, tendría que tener como principal urgencia responder a por qué le van bien las cosas