A medida que avanza el invierno, la flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima, también conocida como poinsettia, pierde ese vibrante color rojo que nos enamora e impregna nuestro hogar de vida. Y es que esta planta nos anuncia tanto el inicio como el fin de la Navidad. Si has conseguido mantener tu poinsettia viva durante toda la temporada festiva, ahora ha llegado su momento árbol de Navidad, el momento de decirle "adiós", pero€ ¿sabes cómo hacerlo adecuadamente?

Una detalle importante que hay que conocer es que el color rojo que tanta personalidad le da está en las brácteas. Este término hace referencia al órgano foliáceo en la proximidad de las flores, diferente a las hojas normales y a las piezas del perianto. Su función principal no es la fotosíntesis, sino proteger las flores o inflorescencias. Aunque se hable de ellas como flor no lo son. En realidad las de esta planta son muy pequeñas y decorativamente poco interesantes. Esas brácteas pueden ser, además de rojas, también de color amarillo, blanco, salmón o rosa.

Es una obviedad decirlo, pero hay que recordar que la flor de Pascua es biodegradable, así que puedes deshacerte de ella de una manera que ayude al medio ambiente, según informan desde Stars for Europe (SfE), la iniciativa que representa a los principales productores de poinsettia en 22 países europeos. Para ello, deberás tirarla al contenedor orgánico, que en nuestro país es de color marrón, para que se descomponga de forma natural.

De esta manera, la planta tendrá una segunda vida. Los restos depositados en este contenedor se aprovechan para hacer compost, esto es, un biorresiduo que puede aprovecharse como fertilizante para jardines, macizos de flores o parcelas e incluso como generador de energía. De esta manera, se puede contribuir a favorecer una economía circular para las flores de Pascua.

Mantener la planta, todo un reto

Por otro lado, se puede optar por mantener la poinsettia e intentar que florezca de nuevo, aunque esto no es tarea fácil. Aceptas un reto de nivel experto. Supone un esfuerzo extra, dedicación y tiempo, y el resultado no siempre es el deseado.

Lo primero es recordar el origen tropical de esta planta, por lo que conviene mantenerla alejada de las corrientes de aire y protegida del frío. Además necesitan mucha luz natural, pero no sol directo, cierto grado de humedad ambiental y mantenerlas alejadas de la calefacción ya que las temperatura altas tiende a marchitarlas. Lo ideal es una temperatura de entre 15 y 20 grados.

De la misma manera que la calefacción puede ser un enemigo, también puedes convertirlo en un aliado para lograr cierta humedad en el ambiente y evitar que se seque. Un recipiente con agua al lado evitará la sequedad y podrá mantener las hojas.

Por lo que se refiere al riego, con dos veces por semana basta. Una buena idea es esperar a que se seque la tierra para volver a regar. Eso sí, eliminar inmediatamente cualquier exceso de agua ya que las raíces se pudren con facilidad.

Deberás alimentarla mensualmente con un abono alto en potasio y bajo en nitrógeno y no deberá estar expuesta a más de 12 horas de luz diarias. Para que vuelva a florecer a tiempo para la temporada navideña, debe mantenerse en completa oscuridad, entre 12 o 14 horas al día, con al menos ocho semanas de antelación.

Ojo con este periodo, el mínimo rayo de luz durante el período "de apagón" diario impedirá que vuelva a florecer.

Y no te vamos a engañar: no quedará "como nueva". Y es que sus fascinantes colores son el resultado del minucioso trabajo de cultivo de profesionales que emplean una sofisticada técnica perfeccionada a lo largo de los años.

De ahí que lo más cómodo sea comprar una planta nueva cada año para evitar todo este ritual de cuidados y depositarla en el contenedor orgánico cuando sea el momento de su despedida para que tenga una segunda vida. El planeta te lo agradecerá.