Estambul, la joya del Bósforo, es una ciudad que deslumbra a sus visitantes con una mezcla de historia, cultura y modernidad. Esta metrópoli, que ha sido el corazón de tres imperios -el romano, el bizantino y el otomano-, se encuentra a ambos lados del estrecho del Bósforo, lo que la convierte un lugar ideal para visitar entre Europa y Asia.

Viajar a Estambul es una experiencia que deleita todos los sentidos: desde sus monumentos históricos hasta los vibrantes sabores de su gastronomía. Sin duda, la ciudad promete una aventura inolvidable, por sus lugares más emblemáticos, como los que se explican a continuación. Desde Bilbao se puede volar diariamente a este país que destaca por su rica cultura y gastronomía -con un vuelo directo cada día- y que, sin duda, enamora a cualquiera. 

Estambul, un destino exótico a cuatro horas desde el aeropuerto de Bilbao. Pexels

La Basílica Santa Sofía (Hagia Sophia)

Uno de los monumentos más icónicos de Estambul es Santa Sofía, conocida en turco como Ayasofya. Originalmente construida como una catedral en el siglo VI por el emperador bizantino Justiniano I, este edificio ha servido como iglesia, mezquita y, desde 1935 hasta 2020, como museo.

El interior de Ayasofya. Unsplash

Su cúpula, que parece flotar sobre la nave central, y los mosaicos bizantinos, es muestra del ingenio arquitectónico de aquella época. Además, visitar Santa Sofía en verano permite a los turistas disfrutar de los jardines, donde pueden descansar y ser testigos la belleza del edificio bajo el sol. Igualmente, el clima cálido hace que explorar detalles interiores, como los mosaicos dorados y las inscripciones islámicas, sea aún más agradable.

La espiritualidad de la Mezquita Azul 

Justo enfrente de Santa Sofía se encuentra la Mezquita Azul, otra joya arquitectónica del siglo XVII. Su nombre se debe a los más de 20.000 azulejos de cerámica azul que decoran su interior, creando un efecto visual único. Durante el buen tiempo, la luz natural que entra por las numerosas ventanas realza los colores del interior, ofreciendo una atmósfera espiritual. Además, los jardines y patios de la mezquita son un lugar para descansar y reflexionar, rodeados por el bullicio de la ciudad antigua.

Su nombre se debe a los más de 20.000 azulejos de cerámica azul que decoran su interior, creando un efecto visual único

Pasear por el Palacio de Topkapi

El Palacio de Topkapi, situado a un extremo de Estambul, fue la residencia principal de los sultanes otomanos durante casi 400 años. Este palacio cuenta con patios, pabellones y jardines, que permiten viajar a la antigua Estambul.

El exterior del Palacio Topkapi. Unsplash

Los visitantes pueden pasear por los cuidados senderos, explorar las numerosas salas del palacio y los tesoros como el Trono de los Sultanes y las joyas del Tesoro Imperial, entre otros.

El Gran Bazar 

Ningún viaje a Estambul estaría completo sin una visita al Gran Bazar, un punto de encuentro y dinamismo de la ciudad. Unsplash

Ningún viaje a Estambul estaría completo sin una visita al Gran Bazar, uno de los mercados cubiertos más grandes y antiguos del mundo. Se fundó en el siglo XV, este laberinto de calles y pasillos alberga más de 4.000 tiendas que venden desde joyas y textiles hasta especias y antigüedades. Gran Bazar siempre está lleno de energía y vida, con turistas y locales navegando por los estrechos corredores. El bullicio del mercado, los colores de las mercancías y el aroma de las especias crean una experiencia única. 

Este laberinto de calles y pasillos alberga más de 4.000 tiendas que venden desde joyas y textiles hasta especias y antigüedades.

La Cisterna Basílica (Yerebatan Sarnıcı)

La Cisterna Basílica, construida en el siglo VI, es una obra maestra de la ingeniería bizantina. Se sostiene por 336 columnas de mármol y fue utilizada para almacenar agua para el Gran Palacio de Constantinopla y sus alrededores. La atmósfera del lugar, con sus reflejos de luz sobre el agua y la música suave que resuena en sus pasillos, transporta a los visitantes a otro tiempo. 

Una rica gastronomía

La gastronomía de Estambul es un reflejo de su rica historia y su posición geográfica única. La cocina turca combina influencias mediterráneas, balcánicas, de Oriente Medio y asiáticas, creando una fusión de sabores que deleita cualquier paladar.

La cocina turca combina influencias mediterráneas, balcánicas, de Oriente Medio y asiáticas

Si hay algo que debes probar son los meze, unos aperitivos que se sirven antes del plato principal, similares a las tapas. Estos pequeños platos son perfectos para compartir y pueden incluir una variedad de opciones como hummus, dolma (hojas de parra rellenas), patlıcan salatası (ensalada de berenjena) y cacık (yogur con pepino y ajo). Disfrutar de un meze en una terraza junto al Bósforo es una experiencia culinaria y social única. 

Disfrutar de la gastronomía local es toda una experiencia para los sentidos. Pexels

Por otra parte, el kebab es quizás el plato más conocido de la cocina turca, y Estambul ofrece una variedad infinita de este manjar. Desde el döner kebab, que consiste en carne asada verticalmente y servida en pan pita, hasta el sis kebab, que son brochetas de carne a la parrilla, cada variante tiene su propio sabor y estilo. Uno de los kebabs más famosos es el Adana kebab, hecho con carne picada de cordero y especias, que se asa a la parrilla y se sirve con arroz pilaf, ensalada y pan de pita. Los restaurantes de kebab en Estambul, como Zübeyir Ocakbaşı y Hamdi Restaurant, son lugares ideales para degustar este plato.

La pide, a menudo referida como la pizza turca, es un pan plano horneado con una variedad de ingredientes. Puede estar rellena de queso, carne picada, espinacas, o incluso huevo, y se cocina en un horno de leña para obtener una corteza crujiente y un interior suave y sabroso. Probar una pide fresca en una panadería local o un restaurante especializado es sumergirte en la cultura gastronómica de Estambul. 

El baklava es el postre más conocido del país

Dulces turcos

Pero Turquía también es famosa por sus dulces. El baklava es el postre más conocido del país. Este dulce está hecho de capas finas de masa filo, rellenas de nueces picadas y empapadas en un jarabe de miel. La combinación de la masa crujiente y el relleno dulce y jugoso crea una experiencia de sabor inolvidable. En Estambul, lugares como Karaköy Güllüoğlu son famosos por su baklava de alta calidad. Acompañar una porción de baklava con un té turco o un café turco, dos bebidas esencias en la cultura local, es la manera perfecta de finalizar una comida. El té turco se sirve en pequeños vasos en forma de tulipán y se consume a lo largo del día. Es un símbolo de hospitalidad y se ofrece en casi todas las ocasiones sociales.

El café turco, por otro lado, es conocido por su preparación única y su sabor fuerte y concentrado. Se prepara en una olla especial llamada cezve y se sirve en pequeñas tazas. El café turco se toma con los posos y se dice que se puede leer la fortuna en ellos.

Vistas del Bósfaro. Pixabay.

En definitiva, Estambul es una ciudad única, un destino inigualable para conocer este verano y que ofrece una mezcla incomparable de historia, cultura y modernidad. Con sus impresionantes monumentos, los mercados y la deliciosa gastronomía de fusión, la urbe turca enamora a los turistas. Pasear por el Bósforo, admirar la belleza del Cuerno de Oro al atardecer y perderse en las estrechas calles hacen de Estambul un destino de diez al que acceder fácilmente desde el aeropuerto de Bilbao.

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