Victor Lafay sorprendió a los grandes favoritos para ganar en Donostia en la segunda etapa del Tour de Francia, y más concretamente a Wout van Aert, que olisqueaba el triunfo cuando la cabeza de carrera se encontraba a solo un kilómetro de la línea de meta. Fue pasar por el arco de los últimos mil metros y el corredor galo salió lanzado, en una apuesta a todo o nada que le regaló la victoria. La primera que logra en el Tour. Ya solo le queda la Vuelta para cerrar el círculo, ese en el que habitan solo unos elegidos, pues en 2021 fue el primero en cruzar la meta en la octava etapa del Giro, con final en Guardia Sanframondi. Su director, el bermeotarra Bingen Fernández, explicó después que instó a Lafay a atacar desde lejos, consciente de que en caso de llegar al esprint sus opciones se reducirían prácticamente a la nada ante corredores de la talla del citado Van Aert, que fue segundo, Tadej Pogacar o Thomas Pidcock.

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Las imágenes de la segunda etapa del Tour en Euskadi: de Gasteiz a Donostia Alex Larretxi/EFE

Gracias al triunfo de Lafay, el Cofidis, un clásico del pelotón, que lleva corriendo la ronda gala desde 1997 de manera ininterrumpida, puso fin a una sequía larguísima, de 15 años sin ganar en el Tour. Hay que remontarse hasta 2008 para dar con el último triunfo del equipo francés en la mejor carrera del mundo. Aquella edición, que partió de Brest en dirección a París, a donde llegó de amarillo Carlos Sastre, el Cofidis logró dos triunfos parciales. El primero, con Samuel Dumoulin, que alzó los brazos en Nantes en la tercera etapa; el segundo, en Montluçon, en la décimo novena etapa, donde ganó Sylvain Chavanel.

Ayer domingo, en Donostia, en una etapa que partió de Gasteiz, Victor Lafay cogió el testigo de sus dos compatriotas. El único corredor que aguantó a Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard en las exigentes rampas de Pike Bidea, encontró el premio a su valentía. “Es una locura, el sábado estaba muy decepcionado, hoy –por ayer– no he mirado atrás, he visto que los Jumbo buscaban el esprint y me he lanzado, a tumba abierta. Me he dicho que o salía bien o mal. Creo que la rabia del sábado me ha ayudado a conseguir la victoria de hoy –por ayer–”, explicó el francés al termino de la etapa.

Además, agregó lo siguiente: “Desde hace años estamos aquí para ganar las etapas. Apoyamos a Guillaume (Martin) en la general, pero ganar una etapa era siempre el objetivo. Esto va a liberar al equipo, aunque vamos a seguir intentando ganar otras”.

Turno para los esprinters

La etapa de hoy lunes, que parte de Amorebieta y acabará en Baiona, será la primera oportunidad para ver un esprint masivo, salvo que la fuga del día lo impida. Así las cosas, todas las miradas apuntan a Mark Cavendish, que está maravillado con la afición vasca. El ciclista de la Isla de Man busca dejar atrás a Eddy Merckx, con quien está empatado a victoria en el Tour, 34, y convertirse en el corredor con más triunfo parciales en la ronda gala. Para ello, además de hoy, tendrá varias oportunidades a lo largo de la carrera.

El apunte

Pinchazos por chinchetas

Tramo final. Los pinchazos en los últimos kilómetros de la etapa de ayer fueron numerosos como consecuencia de la aparición de chinchetas sobre el asfalto. Así lo admitió ante las cámaras de ETB Bingen Fernández, director bermeotarra del conjunto Cofidis, que a su gran satisfacción por la victoria de etapa de su corredor Victor Lafay unió su tristeza por lo acontecido. “En el tramo final de la etapa ha habido muchísimo estrés porque alguien ha tirado chinchetas a la salida de Hernani. Nuestros corredores pincharon casi todos, entre ellos Ion Izagirre. Por suerte, Lafay se libró y eso le sirvió para poder estar en situación de ganar la carrera. La verdad es que no ha sido algo bonito lo que se ha vivido. Hemos sido capaces de darle la vuelta, pero esa imagen no es buena. Estos días hemos hablado y destacado lo bien que se han hecho las cosas en Euskadi en todo lo que tiene que ver con el Tour de Francia, pero en esta ocasión ha ocurrido esto y también hay que decirlo”, afirmó.