La presentadora de programas televisivos del corazón María Verdoy (València, 1985), con más de 60.000 seguidores en Instagram, confiesa en una entrevista veraniega por qué no estudió criminología, cuántos exámenes ha suspendido, si le gusta mucho la playa y cómo le cunde el haber aprendido a bailar sevillanas. Verdoy presenta en la actualidad el espacio de fin de semana Socialité, que se emite en Telecinco, junto a Antonio Santana. Además, la periodista valenciana ha colaborado en otros espacios de la cadena privada como 'Fiesta' o el desaparecido 'Sálvame'. Fue incluso la ganadora del 'Sálvame Mediafest', donde hizo valer sus grandes dotes como cantante.
¿Se le daba bien estudiar?
Era la empollona y la de las buenas notas, y aun así tenía muchos amigos. Luego pasé de niña buena a rebelde pero seguía siendo estudiosa y sacaba buenas notas. De hecho, hay una leyenda que aún se recuerda de un profesor de filosofía que osó suspenderme, y es el único examen que he suspendido en mi vida.
¿Es deportista?
No lo era y no lo soy porque siempre me he considerado bastante patosilla, y como no destacaba en deportes empecé a hacer ejercicio en el gimnasio. Ahora me gusta mucho entrenar, me lo tomo más en serio por salud, porque me tengo que cuidar.
¿De pequeña hizo algún deporte?
Me apunté a baloncesto pero no me fue nada bien; mi madre me dijo de ir a ballet o gimnasia rítmica y a mí me encantó, pero cuando fue a apuntarme no había plazas y me apuntó a jotas y sevillanas. No quería ir, pero como era tan buena acepté y estuve cinco años. En los festivales llevaba las castañuelas pero no me dejaban tocarlas. Aprendí a bailar sevillanas y ahora puedo ir a la Feria de Abril y quedar bien bailando.
“Estoy lejos de ser influencer porque para serlo hay que usar las redes muchísimo más que yo”
¿Es de playa o de montaña?
Soy adicta a la playa. Voy siempre que puedo, me recarga, es mi batería. Me pongo superprofunda y supermística mirando el mar. Soy capaz de ir cuando amanece y quedarme hasta el atardecer. Antes tenía menos conciencia del sol pero ahora voy a revisiones anuales y me protejo bien.
¿Tiene algún destino de viaje pendiente?
Dependerá de que tenga más o menos días de vacaciones pero me gustaría ir a Tailandia, que no he estado nunca. Otro muy pendiente es Nueva York y combinarlo con Cuba para ir a la playa.
Una virtud y un defecto.
De virtud diría la empatía. Empatizo mucho con todo y es bonito por la parte satisfactoria y de felicidad que conlleva. Mi principal defecto es la autoexigencia. Está bien querer ser la mejor versión de uno mismo pero hasta ciertos límites. Ahora me exijo, pero sin castigarme demasiado. Y eso es un gran paso para mí porque soy muy exigente.
Le gusta imitar voces, ¿cuál se le da mejor?
Las princesas Disney. Igual imito a Ariel, que a Bella o a Yasmine. Ello me lleva al doblaje, que me encanta y me lo estoy tomando en serio y me estoy formando.
¿Cuando estudiaba Periodismo pensó que llegaría a ser presentadora de televisión??
Para nada. Había compañeros que soñaban con ser presentadores pero yo no. Estudié Comunicación Audiovisual para hacer cine pero luego me metí a Periodismo y pensé que podría hacer Cultura. Durante mi época en la Agencia EFE descubrí que me gustaba el periodismo cultural o ser locutora de radio, pero la vida me llevó a la televisión y me he dejado llevar por las circunstancias y oportunidades, y sigo aquí porque lo disfruto.
“Mi principal defecto es la autoexigencia. Está bien querer ser la mejor pero hasta ciertos límites”
Si no fuera presentadora de televisión, ¿qué sería?
Me encantaría ser actriz de doblaje. Me gustaría doblar a la actriz Emma Stone pero en realidad yo quería ser detective privado; leía mucho a Agatha Christie y quería resolver crímenes y ser como Hércules Poirot o Jessica Fletcher, pero desistí porque me enteré que había que estudiar Derecho.
¿Se arrepiente de no haber continuado cantando?
Cantaba en un grupo con cuatro chicos llamado Llegando a Normandía, pero no me concedí a mí misma tomármelo demasiado en serio y entonces lo dejé. Ellos siguen haciendo cosas relacionadas con la música, pero, en mi caso, creo que me pudo el síndrome de la impostora que llevo dentro (cada vez aparece menos, lo he trabajado mucho). Aparecía esa vocecita que me decía ‘no te emociones con este camino, quizá no valgas para ello’. Y qué pena, porque lo pasaba en grande.
Con 60.000 seguidores en Instagram ¿se considera una friki de las redes?
Yo subo contenido que me apetece compartir en el momento: platos y recomendaciones de restaurantes que me han conquistado, lugares clave de viajes que hago, chorradas de mi día a día en la televisión, o fotos que me parecen bonitas y me apetece ver a mí misma el día de mañana (ojo con la función de álbum de vida que tiene Instagram). Creo que estoy lejos de ser una influencer porque para serlo hay que usar las redes sociales muchísimo más que yo, ser más constante y tomárselas más en serio.
¿A qué viene el nombre de María A Secas?
De pequeña me insistían mucho con mi nombre: ¿María? Pero te llamas María ¿qué más? Así que lo pregunté en casa y me dijeron: tú te llamas María, María a secas. Desde ese día, fui convencida diciéndole al mundo que me llamaba ‘María A Secas’.