EL director de El reportero: la leyenda de Ron Burgundy y Hermanos por pelotas, Adam McKay, cambia totalmente de registro y se atreve con un tema de actualidad que aborda de manera mordaz y provocadora el colapso de la economía global. Basada en la historia real recogida en el libro superventas de Michael Lewis, La gran apuesta recupera un momento decisivo en la historia reciente de EE.UU. y ofrece las claves para comprender con claridad la crisis financiera de 2008. Una deconstrucción de la gran mentira del capitalismo en general, y del sistema bancario en particular, que ya le ha valido a McKay el reconocimiento internacional con varios galardones y nominaciones a los premios de cine más prestigiosos, entre ellos los Oscar, a los que aspira con 5 candidaturas.

La película nos sitúa en los albores del estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense, que meses después desataría una crisis económica a nivel mundial. Un excéntrico analista económico que maneja inversiones para un grupo de clientes descubre que los productos financieros están cargados de préstamos hipotecarios morosos que quedarán con certeza impagados en los próximos años. La única forma de hacer dinero es apostar con los bancos. Por eso, inventa un instrumento financiero (seguro de impago de deuda) en el que invierte millones. A pesar de su inicial escepticismo, otras tres personas ajenas al mundo de las grandes finanzas se suman a esta apuesta contra Wall Street e invierten millones en seguros de impago de deuda. Para cuando el mercado acaba desmoronándose, estos inversores inconformistas habrán ganado millones de dólares, pero su experiencia los habrá cambiado para siempre. Mientras las instituciones financieras son rescatadas por los contribuyentes estadounidenses, millones de norteamericanos pierden sus hogares, sus trabajos y sus ahorros en una catástrofe económica cuyos efectos se siguen sintiendo en la actualidad.

Un elenco de lujo formado por Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, Brad Pitt, Marisa Tomei y Melissa Leo protagoniza esta comedia negra que tira de humor y personajes extravagantes para contar el mayor desastre financiero de los últimos años. Aunque todos los actores realizan un magnífico trabajo, Carell y Bale merecen una mención especial. Carell, que encarna al iracundo gestor de fondos de gestión alternativa que dirige la filial de Morgan Stanley FrontPoint (Mark Baum), se erige como el estandarte moral de la historia. También destaca la capacidad de concentración de Bale, quien no interactuó con las demás estrellas de La gran apuesta. Casi todas sus escenas se desarrollan delante de un ordenador o en una sala de descanso atestada, en la que su personaje se dedica a tocar la batería para desahogarse un poco: “Me pasé dos semanas yo solo en una oficina haciendo mi papel, así que cuando vi el resto de la película, fue toda una revelación”.

Uno de los aspectos más interesantes es su gran dinamismo, que consigue que un drama sobre economía resulte entretenido y, al mismo tiempo, comprensible al espectador. En definitiva, una divertida aventura que encierra un relato con moraleja.