Una mujer de Bilbao ha sido detenido por participar en una organización criminal dedicada, presuntamente, a la trata de personas y a su explotación laboral. En total, la Policía Nacional ha liberado a 23 víctimas que eran explotadas laboralmente en establecimientos de manicura en Bizkaia, Alicante, Baleares, Barcelona y Sevilla.
Los agentes han desmantelado la organización criminal dedicada, presuntamente, a la trata de personas y a su explotación laboral. La mayoría de las víctimas, de nacionalidad vietnamita, eran captadas en su país de origen y trasladadas a España con una tarjeta de permiso de residencia y trabajo que conseguían en Hungría de manera fraudulenta.
Una vez aquí, las víctimas eran forzadas a trabajar en jornadas laborales de más de 10 horas, de lunes a domingo y sin recibir ningún salario hasta saldar la deuda contraída con la red criminal que ascendía hasta los 20.000 euros.
Como consecuencia de la presión a la que eran sometidas, una de las víctimas trató de suicidarse, ha explicado este sábado la Policía Nacional en un comunicado.
Junto con la bilbaina detenida, hay otras 13 personas que han sido arrestadas en Sevilla (5), Palma de Mallorca (4) y Benidorm (4), entre las que se encuentran las cuatro cabecillas, decretándose el ingreso en prisión provisional de una de ellas.
DESDE VIETNAN
La mayoría de las víctimas eran captadas en Vietnam y eran trasladadas vía aérea hasta Hungría, donde la organización criminal les facilitaba de manera fraudulenta tarjetas de permiso de residencia y trabajo para a continuación desplazarse vía terrestre hasta España. Una vez en el Estado español, la red criminal les facilitaba viviendas para tenerlas controladas en todo momento e intentaba regularizar su situación administrativa.
Las víctimas eran matriculadas en distintos centros de idiomas para así poder solicitar el permiso de estancia por estudios, si bien nunca llegaban a asistir a los centros de formación.
DEUDA DE 20.000 EUROS
Los gastos derivados del traslado generaban a las víctimas una deuda con el entramado que podía alcanzar los 20.000 euros, cantidad que debían devolver trabajando en los establecimientos de manicura regentados por la red en jornadas laborales de más de 10 horas, todos los días de la semana, y sin cobrar ningún salario hasta saldar la deuda.
Estas condiciones, y la presión recibida por los explotadores para restituir el pago de la deuda, llevaba al límite a las víctimas, hecho que pudieron constatar los investigadores con el intento de suicidio de una de ellas.