La Ertzaintza retirará el tiburón peregrino que tras ser avistado a escasos metros de la orilla en la playa de Zarautz, murió junto a la costa de Getaria, donde fue hallado por unos submarinistas de la sección subacuática de la Real Sociedad. Así lo han confirmado a este diario fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, que explican cómo la retirada del escualo tendrá lugar "en cuanto estén listos todos los permisos".
Todo comenzó a primera hora del domingo, cuando Zigor Arguiñano, uno de los hijos del célebre cocinero Karlos Arguiñano, se encontraba pescando en la playa de Zarautz, a la altura del restaurante. Allí asomó de repente una aleta sobre la superficie. ¿Sería un tiburón? Arguiñano sacó el móvil y grabó un vídeo en el que se le veía al escualo, de unos cuatro metros de longitud, dando vueltas a escasos metros de la orilla.
Horas después y a unos pocos centenares de metros de este lugar, el tiburón fue divisado en la playa getariarra de Malkorbe, a la entrada de la localidad con origen de Zarautz. Fue la última vez que se le vio con vida.
Durante el lunes científicos y aficionados se preguntaban sobre la aparición de lo que creían un tiburón peregrino, una de las especies habituales del mar Cantábrico, si bien en cuanto a tiburones, son más frecuentes las apariciones de marrajos, tintoreras y pintarrojas.
Tras no saber nada de él el lunes, la noticia saltó el martes, cuando submarinistas de la Real publicaron imágenes del hallazgo: el tiburón peregrino yacía en el fondo marino de la costa getariarra.
Fue el submarinista Jon Etxebarria quien dio el lunes el primer aviso en el chat que tienen dentro del club. Al día siguiente, el martes 28 de mayo, otros dos miembros de la sección, Luis Martínez Artola y Daniel Vidaurre, se adentraron al mar en busca del cadáver, que encontraron con facilidad al conocer la ubicación aproximada. Suyas son las imágenes que acompañan a este texto.
Aviso a la Ertzaintza
Una vez visto y fotografiado por los submarinistas, los miembros del club subacuático trasladaron el aviso de que había un cadáver animal de “unos cuatro metros” al cuartel de la Ertzaintza de Zarautz.
Avisaron a los agentes de que, al estar muerto, los restos podrían “generar gases que suben a la superficie”, pudiendo generar una “emergencia sanitaria”, declara Martínez.
Luís Martínez Artola cuenta que la aparición de un tiburón peregrino tan cerca de la costa “no suele ser habitual”. Según explica, lo más cotidiano es “encontrárselo cuando vas navegando, desde las embarcaciones”. Se trata del segundo animal marino más grande de la Tierra, solo detrás del tiburón ballena. A pesar de su tamaño, que puede rondar entre los 8 y los 10 metros, y de que “no temen al hombre”, no suponen un riesgo para el ser humano, ya que estos ejemplares “se alimentan de plancton”.
Martínez Artola cree se trataba de un tiburón “joven y enfermo”, el cual fue “a morir a la costa”: “Al igual que los animales terrestres, estos cuando están a punto de morir van buscando refugio”.
Fuentes de la Ertzaintza explican que hay abierto un proceso para poder sacar el cadáver del mar, ante las situaciones que se puedan generar. Eso sí, el animal no podrá ser extraído del fondo marino hasta que la Policía vasca no cuente con todos los permisos correspondientes en regla.
Sin un protocolo específico para este caso
Por su parte, fuentes del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco explican que no poseen ningún tipo de competencia específica para aquellos animales que se hallan muertos en el lecho marino; mientras que en el caso de los ejemplares vivos, sí que poseen competencias y un protocolo específico. Basta recordar cuando aparecen ejemplares varados en los arenales.
Una situación similar a la que se encuentran otras áreas del Ejecutivo autonómico como Pesca y Acuicultura, o la que gestiona Puertos y Asuntos Marinos, que tampoco poseen ningún tipo de protocolo para hacer frente a animales muertos en las profundidades del mar.