bilbao - La mujer fallecida ayer era miembro de Biziz Bizi, una asociación sin ánimo de lucro cuya misión es fomentar el uso de la bici urbana. Tres compañeros suyos compartieron con DEIA su experiencia a los pedales por la capital vizcaina. Carlos Mazón asegura que Bilbao “ni es buena ni es segura para los ciclistas”. Afirma que, según las estadísticas, “es la segunda peor ciudad de España en cuanto a movilidad”. “Por uso tampoco”, añade, “solo el 0,8% de la movilidad es en bicicleta. Pese a ser una ciudad pequeña y aparentemente apta para la bicicleta”.

Mazón lamenta que en Bilbao existan tantos puntos negros para los ciclistas. Pone como ejemplos las rotondas de tres carriles o arterias principales: “Ahora mismo no se puede pasar en bicicleta por ningún puente. Tienen 50 kilómetros por hora de límite y no tienen espacio para bicicleta”. Recuerda que hace diez años se proyectaron setenta kilómetros de carril bici, de los cuáles solo se han hecho trece: “Y están diseñados para el ocio y no están conectados entre sí”.

Su compañero Javi Umaran sueña con una ciudad que “esté señalizada para andar en bicicleta”. “Los que llevamos 25 años en bicicleta sabemos cómo tenemos que movernos en bici por la ciudad para que nos respeten”, explica, “nos defendemos todos los días. Pero los que empiezan no saben por dónde ir. Les da pánico meterse por algunos sitios”.

Umaran señala la norma de adelantar a los ciclistas con metro y medio de distancia: “Eso lo conoce todo el mundo, pero esa normativa se respeta muy poco en ciudad. Y nadie para a ese conductor que ha cometido esa infracción”. El panorama es tan malo para los ciclistas que “hay gente que ya se pone cámaras en la bicicleta para demostrar que coches o autobuses le han adelantado sin respetar la distancia del metro y medio”.

Por su parte, la bilbaina Carioca Bacigalupe asegura que cada día es una aventura desagradable para ella: “Yo cojo la bici todos los días para ir a trabajar y paso miedo. La ciudad no está preparada. No hay una política para fomentar el uso de la bicicleta”.

Otro colectivo que sufre la amenaza del tráfico es el de los ciclistas profesionales. Igor Antón acaba de abandonar el pelotón, pero asegura que “es inseguro circular en las carreteras que están más colapsadas de coches”. “Una de las claves es que no hay suficiente espacio para que convivan el tráfico rodado y los ciclistas”, confirma. Y en cuanto a la capital vizcaina, todo parece complicarse: “Bilbao es complicado. Hay que respetar esa separación entre ciclista y coches. Las prisas nos pasan factura y el ciclista es el que sale peor parado porque es el más débil”. Para Antón la solución pasa por el carril bici: “Tener más bidegorris sería interesante. Creo que se podría invertir más ahí”.

David Etxebarria lleva más años retirado, pero sigue trabajando en el ciclismo profesional. “Para un ciclista que mete muchas horas en bicicleta los bidegorris son casi impracticables o con un uso muy difícil”, lamenta, “la educación social evidentemente no se ha hecho desde críos y a la gente que lleva veinte años conduciendo les cuesta”. Etxebarria pide a la sociedad que piense a largo plazo: “Queremos una solución ya y eso no existe. La solución tiene que ser un proyecto a veinte o treinta años vista y con paciencia. Nos tenemos que concienciar todos de que va ser un proceso lento, de que tiene que haber nuevas infraestructuras, nuevas leyes y una nueva educación social”.