Nos encontramos en el cordal Adarra-Mandoegi, en cuyas alturas nuestros antepasados de la Edad del Hierro ubicaron crómlech -palabra bretona compuesta por Kroum = corona y lech = piedra-, para que albergaran las cenizas de sus difuntos. Este cordal que hoy caminaremos marca una frontera invisible: desde este punto, hacia el oeste, la presencia de crómlech que encontramos en las montañas es mínima, mientras que, hacia el este, hay gran cantidad de ellos. 

En el paseo de hoy, conoceremos alguno de estos megalitos, para lo que alcanzamos el pequeño núcleo rural de Besabi, ubicado sobre la localidad guipuzcoana de Urnieta, donde aparcamos. Desde allí, un carretil asfaltado alcanza, salvando una pronunciada cuesta, el visible caserío de Montefrío, junto al cual arranca un sendero que, tras internarse en un pinar, llega en breve a un magnifico hayedo trasmocho.

La mirada se dirige irremediablemente, casi de forma magnética, hacia una bella montaña que se alza sobre nuestras cabezas, se trata del Adarra, mientras la magia del hayedo nos embulle. El sendero acaricia el bosque jugando con las raíces de los árboles y alcanza, rápidamente, la regata de Sorotxota, desde la que, tomando un sendero a nuestra izquierda, nos llevaría hasta el collado de Arlegor y a Sansonarri.

Pero vamos a alargar un poco más la ruta para disfrutar de estos parajes. Para ello, en Sorotxota podemos abandonar la ruta de Arlegor y dirigir nuestro caminar hacia la derecha, buscando el collado de Belabieta, bajo el promontorio de la cima de Adarra. Desde este punto tenemos dos opciones: alcanzar directamente la cumbre o bien tomar un sendero que, hacia la derecha, nos llevará a uno de los lugares más mágicos y bellos de nuestras viejas montañas; es el collado de Etenea.

 El sendero discurre inteligentemente por la vertiente oeste del pico, salvando las grandes piedras que pueblan la zona salpicadas entre solitarios acebos.

Pronto se alcanza el collado donde se ubica el menhir de Etenea, que forma parte de un crómlech, y que fue descubierto y puesto en pie por Koro Mariezkurrena y Jesús Altuna

La roca de Sansón

La cima de Adarra presenta desde este punto su cara más amable. Para llegar hasta ella, solo debemos alcanzar el collado de la derecha, donde se ubican los crómlech de Tximista y, girando a nuestra izquierda alcanzar su cumbre, ubicada a 819 metros sobre el nivel del mar. La vista es sublime, Aralar en toda su plenitud, Peñas de Aia, Akola, Igoin, Ernio, Gorbea y Anboto, Larrun y toda la costa vasca y landesa. Desde lo más alto del Adarra, un marcado collado en dirección N. se agazapa bajo la cresta pétrea de Aballarri que llama la atención de cualquier montañero que se acerque por aquí. Hacia él nos dirigimos, decididamente, por una marcada pendiente que en unos minutos nos lleva al collado, para bordear Aballarri por su izquierda, y toparnos, en un recodo del camino, con la piedra de la leyenda, con Sansonharri. 

Sansón es un caso de asimilación mitológica de un personaje ajeno ya que, según un relato de la Biblia Hebrea, fue uno de los últimos jueces israelitas antiguos, también conocidos, como los Hijos de Israel, o las Doce tribus de Israel. Sansón, cuya historia se describe en el libro de los jueces, es presentado como una figura fuerte para combatir a sus enemigos, capaz de actos casi sobrehumanos. Por ejemplo, se cuenta que venció a un león sin armas, destruyó un templo filisteo con sus manos, o venció a todo un ejército usando tan solo la mandíbula de un burro. En el libro se presenta el origen de esta fortaleza únicamente para realizar actos por la voluntad de Dios. Debido a esta forma de presentar al héroe bíblico, la mitología de nuestra tierra, lo asumió como un gigante de fuerza descomunal, colocándolo en el ciclo de gigantes mitológicos. La leyenda de la piedra que lleva el nombre del gigante dice así:

“Agazapada bajo el precioso cresterío del pico Aballarri, a la sombra del Adarra, se puede ver una enorme mole pétrea llamada Sansonharri. Cuentan que la arrojó el gigante Sansón desde el monte Buruntza, con intención de destruir la aldea de Arano, pero resbalando en el tiro, la piedra quedó a medio camino en el lugar que hoy vemos.”

Debemos continuar, siguiendo la dirección que traíamos, para buscar el collado de Arlegor, donde se sitúan varios crómlech. Descendemos la marcada pendiente en dirección a la pista del fondo de la vaguada. Solo nos resta tomar esta pista hacia la izquierda, hasta el caserío Montefrío, para retornar.

ACCESO: La carretera GI-131 une las localidades de Urnieta y Andoain; a medio camino, en la rotonda del barrio Ergoyen, una pista asfaltada nos lleva a Besabi.

DISTANCIA: 11 kilómetros

DESNIVEL: 520 metros

DIFICULTAD: Media. Ruta larga