De la mano de uno de los mejores deportistas del País Vasco, el alavés Iván Fernández Anaya, recorremos los montes de la sierra de Badaia con Ganalto y Olazar como platos principales. Ruta muy bonita donde la charla sobre atletismo, la escuela de niños que él dirige y otras cuestiones se entremezclan con el paisaje verde de la zona. 

DATOS PRINCIPALES   

  • Kilómetros: 12,67 km 
  • Desnivel positivo: 468+  
  • Duración: corriendo 1:30h / Caminar - correr: 2:00h / Senderismo 2:45h 

LLEGADA AL PUNTO DE PARTIDA    

  • Desde Vitoria, salimos por la parte oeste de la ciudad, por Asteguieta. Tras cruzar el puente sobre la N-1 y circunvalar Estarrona continuamos por la A-3302. En el cruce seguimos recto por la A-4310 hasta llegar a Hueto, lugar donde muere la carretera.  
  • Desde Bilbao, saliendo por el sur de la ciudad cogemos la AP-68 hasta Altube donde dejamos la autopista y por la N-622 llegamos a las cercanías de Vitoria. Justo antes de llegar tomamos la N-1 dirección Madrid durante unos pocos kilómetros ya que en la salida 348 nos incorporamos a la A-3302. A partir de aquí seguimos los pasos anteriores.  
  • Desde Pamplona, por la A-15 y la A-10 llegamos a Alsasua donde cogemos la N-1 sentido Madrid. En la salida 348 nos incorporamos a la A-3302. Una vez aquí seguimos las indicaciones del punto anterior. 
  • Desde Donostia salimos por la parte oeste para acceder a la AP-8 sentido Bilbao. En la salida 96 la abandonamos para coger la AP-1 la cual seguiremos hasta llegar al aeropuerto de Vitoria. Aquí cogemos la A-3606 que lo rodea y nos deja en la A-4310 que seguimos hasta Hueto. 

DESCRIPCIÓN   

La sierra de Badaia es una de las maravillas que tenemos a escasos 10 minutos en coche del centro de la capital alavesa. Una de sus poblaciones, seguramente la más habitual para empezar a recorrerla, justo donde muere la carretera, es Hueto Arriba. Dejamos el coche en los lugares habilitados para ello, y cuidado porque debido a la gran afluencia de gente, sobre todo en la época de la pandemia, se pintaron las calles donde queda totalmente prohibido aparcar. La zona de la iglesia puede ser un buen lugar para ello y desde aquí empezamos la excursión Iván y yo. 

Nos dirigimos a la parte este del pueblo, donde tomar la pista que, primero en descenso, pasando una barrera y por la parte izquierda de la pista, nos cruza el arroyo De Goro. Durante prácticamente la totalidad del año este arroyo se encuentra seco, pudiendo incluso hacer la primera parte de la ruta por él.

Con la vista en el barranco de los Goros Gonzalo Pérez Zunzunegui

Este primer tramo es fácil y cómodo, ya que la pista se dedica a ir paralela al arroyo. Aprovechamos para ir charlando un poco de todo mientras nos acercamos a uno de los puntos importantes de la ruta, que no es otro que la cueva de los Goros

Abandonamos la pista un momento para descender hasta ellas y poder contemplar lo majestuoso de esas amplias cavidades. Me comenta Iván que todo el tema de cuevas y de roca en general le encanta, no en vano le gusta la escalada y por supuesto las vías ferratas. Aquí ya ha salido un compromiso, ya que le confieso que yo no he hecho nunca ninguna, y se ofrece a hacerme de guía en una de iniciación. 

Aquí se vislumbran dos bocas Gonzalo Pérez Zunzunegui

La cueva de los Goros cuenta con cinco bocas que, distribuidas en dos alturas, llaman la atención desde la lejanía. Desde estas bocas podemos acceder a la cavidad de casi dos km de recorrido, de los que se pueden recorrer los primeros 250 metros. Cabe recordar que este tipo de cuevas siempre deben ser visitadas con el equipo de espeleología reglamentario y en compañía de un guía. Así que en esta ocasión disfrutamos de las cinco bocas y de sus aledaños, pero no entramos en su interior. Por cierto, cuando llueve mucho se puede ver la cascada de agua que emanan sus bocas.

CONSEJOS PARA REALIZAR ESTA RUTA 

Hidratación: Tenemos la posibilidad de coger agua en Hueto, pero durante el resto del recorrido no hay fuente alguna, así que muy importante ir bien aprovisionado sobre todo en época de calor debido a lo expuesto de gran parte del recorrido.

Calzado: necesitamos un calzado con agarre, pero se trata de una zona que salvo en momentos puntuales no hay nada de barro, así que con una buena suela será suficiente

Dificultad: ruta sencilla y muy fácil de seguir dado lo abierto del terreno. Podemos catalogarla de moderada por la distancia, pero solo por eso.

Tras ver estas espectaculares cavidades volvemos sobre nuestros pasos y continuamos por la pista que se pone bastante cuesta arriba justo hasta llegar a la explanada donde se sitúa la ermita de Santa Marina. Recientemente restaurada en una primera parte, está previsto acondicionar un merendero, así como mejorar también su parte interior. 

En las cercanías de la ermita de Santa Marina Gonzalo Pérez Zunzunegui

Continuamos recto por la pista más evidente. Todo este paraje está lleno de pistas más grandes, más pequeñas y forman un entramado que recuerda a un hormiguero. De todas formas, la que nosotros seguimos es la más obvia. Iván me comenta que conoce muy bien esta zona, ya que suele venir para hacer bici de montaña, otra de sus pasiones. Le sirve para desconectar y por esta zona tiene muchas y variadas opciones con ella. 

Seguimos ascendiendo la pista, ahora mucho más suave que antes. Seguramente el tramo más duro sea entre la cueva y la ermita. Nos queda el repecho final ya con la cruz en nuestro horizonte. Apretamos un poco y llegamos hasta ella.

Últimos metros para la cumbre Gonzalo Pérez Zunzunegui

Cruz de Ganalto

Estamos en Ganalto (898m), una cima con una gran cruz artesanal hecha por Iñaki Elejalde. Tiene una estructura de siete metros que reposa sobre cuatro patas. Fue colocada en 2003 por la sociedad excursionista Manuel Iradier para reemplazar a la puesta en 1953 por Iñaki y Andrés Elejalde, ya muy deteriorada. También tenemos como buzón una réplica del caserío donde vive su constructor. Las vistas, si el tiempo lo permite, son impresionantes, con el pueblo de Aperregui a sus pies, así como la espectacular Atxabal con el monasterio de Oro y el Gorbea detrás.

Junto al caraterístico buzón de esta cima Gonzalo Pérez Zunzunegui

Aprovechamos para hacernos las fotos de rigor y después de reponer algo de fuerzas continuamos camino por el cresterío. Es impresionante el cortado al fondo del valle, hacia el collado que nos separa de la segunda cima del día. Aquí Iván ya se pone en plan entrenador, y como si fuera uno de los chicos a los que entrena, me motiva para ir trotando por lo menos hasta el collado. 

Este tramo pasa rápido, ya que es espectacular y una vez llegados al collado encaramos la última y exigente subida hasta Olazar (883m). Esta cumbre forma la parte final de la sierra de Badaia y desde ella podemos observar, además de Gorbea, Anboto e incluso Aizkorri.

Iván posando con la cruz Gonzalo Pérez Zunzunegui

De aquí, como no podía ser de otra manera bajamos corriendo –bueno, correr él, yo bastante tengo con seguirle dignamente; en kilómetro y medio se para dos veces a esperarme. Es lo que tiene correr con todo un profesional–.

Eso sí, la bajada la disfrutamos mucho y aprovecha para comentarme un par de proyectos que tiene entre manos. En poco tiempo llegamos de nuevo a terreno prácticamente llano y pasamos un par de fincas que preceden a la carretera de acceso a nuestro fin de travesía, que no es otro que la población de Hueto Arriba de nuevo.

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Gracias Iván por tu sencillez y por tu compañía en esta ruta por la siempre espectacular Sierra de Badaia. 

PLANES ALTERNATIVOS 

A continuación, proponemos un par de experiencias extras con las que completar nuestra jornada.

·        Acercarnos a Mendoza:  apenas a cinco minutos en coche tenemos la coqueta población de Mendoza. Además de perdernos en sus calles no podemos faltar a la cita que nos espera en dicho pueblo. No es otro que la torre de los Mendoza la cual es un claro ejemplo de torre-vivienda fortificada. Fue durante más de un siglo la residencia de los Mendoza, uno de los linajes más ilustres de la península. La torre, de cinco plantas y con elementos del gótico civil, sobresale del entramado arquitectónico. Un muro rodea la edificación con cuatro cubos en sus vértices. Después de ser residencia de los Mendoza, la torre se utilizó como cárcel. En 1963 fue restaurada, dotándola de todo el esplendor que tuvo siglos atrás, y albergó el Museo de Heráldica de Álava

·        Contemplar la muralla de La Puebla de Arganzón: enclavada en el corazón del condado de Treviño, esta localidad junto con la propia Treviño son las dos poblaciones más importantes de la denominada octava cuadrilla de Álava a pesar de pertenecer a Burgos. En este municipio podemos recorrer su casco viejo muy bien conservado y como acercarnos a la parte del rio donde descubrir un precioso paseo a la orilla del Zadorra desde donde poder observar la muralla. También tenemos un par de saltos de agua muy bonitos.

Como colofón a nuestra ruta, en La Puebla de Arganzón podemos comer y beber sin problema, pero recomendamos el asador Borda Berri en Hueto Arriba donde poder degustar una gran carne a la brasa. www.bordaberri.com

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