La clara victoria obtenida en las elecciones autonómicas de Extremadura no satisface del todo las expectativas puestas por el Partido Popular en esta cita, la primera de un intenso ciclo de comicios que se sucederán en la primera mitad del inminente año 2026. La presidenta María Guardiola dio por concluida la legislatura tras solo dos años y medio de recorrido como respuesta al bloqueo a los presupuestos ejercido por su socio de gobierno, Vox. Como consecuencia, adelantó el encuentro con las urnas con la esperanza de forjar una mayoría absoluta por la que lo apostó todo. Pero la candidata popular se ha quedado lejos de ese objetivo visto como ineludible y sigue lastrada por esa dependencia de Vox de la que quería zafarse para repetir al frente de la Junta extremeña. La fuerza ultraderechista, como se venía augurando, ha dado un salto de gigante doblando su presencia en la Asamblea, lo que no es una buena noticia para una Guardiola enfrentada a los de Abascal. Sí lo es, en cambio, la debacle absoluta sufrida por el PSOE, ya que incluso la suma de sus 18 escaños con los 7 obtenidos por Unidas por Extremadura se queda muy lejos de los 29 que dan el triunfo a la actual presidenta. 

Con todo, la subida de un diputado que ha registrado el PP con respecto a los comicios de 2023 se antoja como un botín muy escaso tenida en cuenta la enorme pérdida de apoyo sufrida por el PSOE. La lista de su gran rival, encabezada por Miguel Ángel Gallardo, un candidato señalado por estar encausado por el caso de presunto tráfico de influencias vinculado al hermano de Pedro Sánchez, se ha dejado 10 escaños de los 28 que obtuvo hace dos años. Entonces, el recientemente fallecido Guillermo Fernández Vara ganó las elecciones con casi 7.000 votos más que el PP, con el que empató en número de diputados. Ya aquel fue en su momento el peor resultado histórico para una fuerza que ha gobernado en Extremadura durante 36 de los 42 años transcurridos desde la constitución de la primera Junta, en el lejano 1983. El de este domingose hunde muchísimo más en el abismo.

El sabor del triunfo se torna más agridulce para los populares al comprobar que quien ha capitalizado el descalabro socialista ha sido, sobre todo, Vox. El intento de Guardiola de aumentar su distancia sobre los ultraderechistas le ha salido muy mal, ya que estos la reducen notablemente al pasar de 5 a 11 escaños. Con estos resultados, la fuerza que en Extremadura ha comandado un hasta ahora desconocido Óscar Fernández Calle podría plantearse elevar el listón de su exigencia para respaldar una vez más, como ya hicieron en 2023, la investidura de Guardiola. Además, el mensaje extrapolado al panorama estatal, con los mandatarios de Génova sintiendo ya el aliento de los de Abascal en la nuca, no es nada reconfortante para la formación del Alberto Núñez Feijóo.

En estas circunstancias, a la actual presidenta le quedan dos opciones: o plegarse a las reclamaciones de Vox para forjar un pacto y tener una legislatura estable o emprender un mandato más en precario, buscando en los ultras apoyos puntuales o una abstención que le bastaría, al tener en cuenta que el PP por sí solo acumula más diputados que el bloque de izquierdas. En este, el a todas luces buen resultado obtenido por Unidas por Extremadura, se ve diluido por la debilidad en que queda frente a la aplastante hegemonía de la derecha.

El gran perdedor de las elecciones, Miguel Ángel Gallardo, convocará para este lunes a la Ejecutiva regional del PSOE para decidir su futuro, pero no llegó a presentar su dimisión. Un dato significativo es que esta fuerza perdió 20 puntos porcentuales con respecto a 2023 en Villanueva de la Serena, el pueblo del que es natural y del que fue alcalde durante 21 años el propio Gallardo. “El resultado es muy malo y lo destaco sin paliativos”, admitió el candidato socialista, quien lamentó que, tras los resultados de ayer “Extremadura tiene mayor bloqueo y mayor inestabilidad” debido al crecimiento de Vox.

“Somos una luz de esperanza para la izquierda transformadora de este país. Ha llegado el momento de cosechar todo el trabajo hecho”, dijo por su parte Irene de Miguel, satisfecha por el aumento de tres escaños de Unidas por Extremadura, cuya líder calificó a Guardiola como “la gran perdedora” de las elecciones.

Por lo demás, la jornada, con una participación de casi el 63%, casi ocho puntos por debajo de la de 2023, cuando coincidieron los comicios autonómicos con los municipales, se desarrolló dentro de la más absoluta normalidad, por más que en la madrugada del domingo se produjeron otros dos nuevos intentos de robo en sendas oficinas de Correos de Malpartida de Cáceres y Alagón del Río que no tuvieron impacto alguno en el proceso electoral. Incidentes estos que se suman a la sustracción de 124 votos en un anterior atraco a otra delegación de Correos en Fuente de Cantos donde los ladrones se llevaron la caja fuerte, acción que fue aprovechada torticeramente por la propia Guardiola para alentar el fantasma de un pucherazo que no se veía por ningún lado.