Estimado amigo, hace unos pocos días nos has dejado y he querido despedirte públicamente porque te lo merecías. Tuve la suerte de conocerte hace 40 años y he disfrutado de ti todos y cada uno de los días que he tenido la oportunidad de verte. Otro Iñaki ya escribió tu obituario, pero yo quería publicar en tu memoria esta preciosa fotografía que te tiré en un Alderdi Eguna de la mano de tus amados gudaris. Vivías para ellos y ellos vivían para ti.
En Matiko te estarán echando mucho en falta. Como yo. Siempre dedicado a ayudar a los demás, siempre sonriente, incluso cuando estabas pensativo. Tu caminar un tanto torcido delataba tu presencia, pero había una prenda de la que eras el mayor defensor que he conocido jamás, el kaiku o mendigoixal, que te pertenecía, y siempre la llevabas puesta.
Parecías uno de aquellos jóvenes de Juventud Vasca pertenecientes a EMB que iban por los caseríos explicando la doctrina sabiniana, los montañeros políticos vascos, como me gusta citarlos a mí. Hablar contigo de Sabino Arana era algo extraordinario, se notaba cuando hacías visitas guiadas a Sabin Etxea.
La vida tiene un plazo, a veces parece que nunca debería expirar. Cuidaste de tu hermano, enfermo, durante toda la vida. Te dedicaste en pleno a él. Mikel, has sido un amigo de los que yo llamo necesario. Sabías escuchar y opinar, siempre con suma educación y excelente trato. A mi generación de EGI también nos ayudaste lo que no está escrito.
Hubo una época en la que en los batzokis había actividad cultural y estabas en una comisión de trabajo con dos gudaris de Deusto para proponer a las Juntas Municipales personas y temas para dar conferencias y recuerdo que me dijiste que diera una proyección de diapositivas en un determinado batzoki, no recuerdo cuál fue. Geografía y paisajes de Euzkadi la titulé. Bueno, a ese pase de imágenes con proyector en una pared le siguieron otras proyecciones, y otras. No sé cuántas serían, pero más de 40 sin duda. Me recorrí Euzkadi y después salté el charco y la proyecté en las tres Euskal Etxeak de Venezuela. Allí fui con el proyector de diapositivas en el avión y mis dos carretes montados con 200 diapositivas (las sigo teniendo sin archivar). Emotivo fue contarte los detalles y anécdotas en Caracas, Puerto la Cruz y Valencia.
Con emoción
En la última casa vasca que cito, bañada por el Caribe, la imagen de cada diapositiva era tan grande como la pared del frontón, calculo que 10 x 10 metros y, entre tantas imágenes, era el día de Begoña y todos los vascos de Venezuela allí fueron, puse una de la ermita de Nuestra Señora de La Antigua de Ondarroa, ese templo encaramado en un castro encima de la parroquia de la villa marinera. Una ondarresa que llevaba en América 40 años se levantó de la silla y gritó “Ondarroaaaa!” y todos aplaudimos que se emocionara con el recuerdo de la ermita a la que subía a misa y a enterrar a sus antepasados.
Cuento esta anécdota porque te reíste muchísimo cuando te la explicaba y quisimos contactar con la señora y no lo conseguimos. Pues mira, amigo Mikel, le prometí a ella que volvería a la ermita y fue hace cinco días cuando volví, subí solo y me emocioné con el recuerdo estando allí. Todavía no sabía que habías fallecido. Ahora me emociono contándotelo casi 30 años después. He cumplido la palabra de vasco.
Solo me queda despedirme con el corazón en la mano, con el recuerdo imborrable de tu sentir nacionalista, de tu trabajo para con el EAJ-PNV, de tu exquisito trato a tus amigos entre los que tengo el honor de ser uno de ellos.
Mikel, tu obra abertzale seguirá siendo un referente para mí y para otros muchos.
Agur, patriota, sabiniano, aberkide y amigo.
Eskerrik asko eta goian bego.