El alcalde de Ermua, Juan Carlos Abascal, instó a “seguir educando para combatir la intolerancia” y hacerlo “trabajando el respeto al distinto”, al tiempo que mostró su deseo de “contribuir desde la memoria a la reparación del daño a las víctimas” y a seguir “tejiendo una convivencia basada en el respeto a la pluralidad de orígenes e identidades”. El Ayuntamiento de la localidad vizcaina celebró ayer su tradicional acto en recuerdo de Sotero Mazo, vecino del municipio asesinado por ETA en 1980, y del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, cuando se cumplen 27 años de su secuestro y posterior asesinato. En su discurso, el regidor aseguró que los aniversarios de estos asesinatos son “una fecha triste para la libertad y para la democracia, pero también sirven de esperanza porque nos permitió vencer el miedo que había invadido nuestras vidas”. Tras reconocer la “valentía” de los vecinos de Ermua por “acompañar hace 27 años a la llamada de esta institución y ser protagonistas activos de la lucha por la libertad y la democracia”, destacó que “nos levantamos y gritamos muy alto en defensa de la libertad y la democracia frente al terrorismo de ETA”.

Abascal remarcó que las movilizaciones “no fueron ni espontáneas, ni casuales, sino que fueron lideradas por un alcalde, mi predecesor, y una corporación, la de este Ayuntamiento”, a los que también reconoció “su valentía, ya que no se arrugaron, plantaron cara, demostraron altura de miras y unas convicciones democráticas de defensa de la libertad, poniendo en juego sus vidas y las de sus seres queridos”. Desde Ermua quieren contribuir “desde la memoria” a la reparación del daño a las víctimas y “a seguir tejiendo una convivencia basada en el respeto a la pluralidad de orígenes e identidades”. “Una pluralidad que enriquece a la sociedad en su conjunto y a la libertad de las personas para sentir o pensar como quieran desde el respeto al diferente”, subrayó.

Movilización

ETA nos arrebató la vida de Sotero, de Miguel Ángel y de tantos vecinos, amigos y compañeros, pero no la libertad, ni la dignidad”, afirmó Abascal. En Ermua mantuvieron “una actitud de lucha y movilización frente a la parálisis y al silencio”, lo que supuso “un punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo que nos tenía atenazados, paralizados sin poder expresar lo que pensábamos, lo que anhelábamos, lo que queríamos ser como sociedad, con miedo a defender nuestros ideales, a convivir, a invertir y a poder aspirar a un futuro mejor”. “Superamos el miedo porque no estábamos dispuestos a ver desde la indiferencia, ni mirando hacia otro lado, cómo se asesinaba a una persona que simbolizaba la democracia”, apostilló, para señalar que desde entonces “cada acción terrorista empezó a debilitar a ETA y a fortalecer la democracia”. En esa línea, añadió que “se rompió la lógica terrorista de generar miedo y parálisis a través de la violencia y fue el comienzo de la esperanza de que podíamos derrotar a ETA”. Por ello, el regidor animó a “seguir haciendo un ejercicio de recuperación de la memoria junto a todos aquellos vecinos que fueron protagonistas activos”, así como “acercar esa realidad a las nuevas generaciones, en la medida que somos también responsables de transmitir el legado, en este caso la memoria de lo sucedido, precisamente para que no vuelva a suceder”.

“Queremos que nuestros hijos y nietos no se cuestionen si en este país hubo o no hubo un alzamiento militar, si hubo o no hubo una dictadura o si hubo o no un terrorismo totalitario por parte de ETA, y que tengan presente el valor de la democracia como herramienta imprescindible en la protección y defensa de nuestros derechos y libertades, porque la paz, la libertad y el respeto a la pluralidad no están garantizados y requieren trabajar frente a los riesgos de la manipulación, incertidumbre, angustia, ignorancia o el miedo”, zanjó.