El Ogueta de Gasteiz se despliega ante la atenta mirada de Aitor Elordi (Mallabia, 1996). Le trae buenos recuerdos. Hace un año logró el billete a la final del Manomanista ante Darío Gómez en la exigente cancha alavesa. Este año vuelve pero como campeón, con el gerriko colorado y ganas de revalidar el título. No será fácil. Este viernes le espera la revelación de la temporada: Javier Zabala. El logroñés posee una pegada indomable y tiene aura. Hay movimiento en La Rioja para el encuentro que abre la liguilla de los cuartos de final.

En 2023 entró al Manomanista a última hora debido a las lesiones en Aspe y acabó ganando la txapela. Esta campaña defiende título. Cambia la película.

Todo es diferente para mí. Ser campeón te hace estar dentro de los favoritos o no muy lejos de ellos. Tengo un partido complicado contra Javier Zabala, que en los últimos meses está fluyendo en la cancha. Está disfrutando y será difícil. En cuanto a salir la pelota de la mano y golpear a bote, con chispa, me siento bien; pero no tanto al ir al remate. Es una de mis cualidades, pero me está costando. El Manomanista es muy agresivo y si no terminas, te ganan. Tengo que afinar. Eso sí, ya noto las hormiguitas en el estómago.

¿Se ve dentro de la nómina de favoritos a la txapela?

Me veo con ganas de competir y ver mi nivel. No ha sido un año fácil en cuanto a resultados. No estoy entre los favoritos por ellos, pero si el año pasado fui capaz de ser campeón y ganar a los mejores, quiero ver en qué punto estoy este: si soy capaz de darles guerra o estoy un escalón más abajo. Tengo ganas de competir.

“Con el tiempo me he dado cuenta de que me ha pasado factura no haber desconectado del todo en el momento que debía hacerlo”

Tiene hambre.

Eso es. Cuando empezó el Parejas no estaba tan motivado como ahora. Ya le digo: siento esas hormiguitas en el estómago. Tengo esa chispilla para salir a la cancha. Eso es bueno también. Tal vez sea la mejor manera de darle la vuelta a ese bache de resultados.

El Parejas con Beñat Rezusta no fue fácil. ¿Cómo está anímica y emocionalmente después de haber quedado apeados en el ‘play-off’ pese a sus buenas sensaciones iniciales?

Estoy bien. He tenido momentos malos que mentalmente se te hacen duros. De todos modos, sabía que iban a llegar. Fíjese, el año pasado viví una gran racha y todo fue rodado. Todo era ganar, ganar y ganar. Mejorar esos resultados era imposible. No se puede ganar siempre. En 2024 me ha costado un poco más mantener la motivación y el juego en la cancha; por eso no han sido los mejores resultados. A todos los pelotaris nos pasa. Ha habido momentos críticos en los que te desesperas, pero con el tiempo les das la vuelta. Ahora me siento fuerte mentalmente.

Se ha cumplido prácticamente su ciclo como campeón de 2023. Es momento de hacer balance. ¿Pesa la camiseta colorada?

Con el tiempo me he dado cuenta de que me ha pasado factura no haber desconectado del todo en el momento que debía hacerlo. Fue un año muy duro para mí. Apenas tuve ocho o diez días de descanso antes del maratón de partidos del verano. No desconecté como es debido para afrontar esos meses con otra perspectiva. Son conclusiones que sacas a medida que pasa el tiempo, pero creo que lo he venido arrastrando. Si hay suerte y algún día vuelvo a vivir la misma situación, lo cuidaré.

¿Presión?

Siempre la hay. Tengo que dejarla de lado y dar mi nivel en la cancha. Si disfruto, haré mi mejor juego. Nuestro grupo es muy duro. Zabala, Ezkurdia y Artola son grandes especialistas.

“El año pasado viví una gran racha y todo fue rodado. Todo era ganar, ganar y ganar. Mejorar esos resultados era imposible. No se puede ganar siempre”

Ha dispuesto de tiempo de sobra para encarar el Manomanista. ¿Cómo ha sido esa preparación?

No me he saturado a entrenar. Los ensayos técnicos son bastante exigentes. Al final, en los partidos hay tensión y entras a la pelota con otro nervio. Eso hace que sientas menos los golpes. Diría que he hecho tres sesiones buenas de frontón, pero no me obsesiono con ello. En 2023 no entrené y me bastó con el juego que tenía. Tener mucho tiempo te puede llevar a que te pases de vueltas. Hemos pulido tres o cuatro detalles; entre ellos, entrar al resto con seguridad. En el apartado físico, le hemos dado algo más de caña. Hemos tenido tiempo para meter unos cuantos buenos entrenamientos.

El Ogueta es un frontón particular.

El frontis es más bajo y puede complicar el asunto. Por otro lado, es exigente y bueno. Me trae buenos recuerdos. El año pasado conseguí aquí el pase a la final ante Darío. Sí que es cierto que a Zabala le costará apurar la última losa; sin embargo, a mí me puede perjudicar en el resto de saque.

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En imágenes: la elección de material para el Manomanista entre Elordi y Zabala en el Ogueta de Gasteiz.

“En cuanto a salir la pelota de la mano y golpear a bote, con chispa, me siento bien; pero no tanto al ir al remate. Tengo que afinar”

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¿Qué espera de Javier Zabala?

Va a dar lo suyo. Viene en una dinámica muy dulce. Estará con ganas de jugar contra los de arriba. Me tengo que centrar en mí en vez de en él. Tengo que intentar terminar el tanto. El que viene de abajo viene rodado, pero creo que a todo el mundo le gustaría estar en mi situación, entrando directamente en cuartos de final.